En una movida que proporcionaría ingresos a las personas sin hogar y dejaría limpias las calles, el gobierno catalán está considerando pagar 4 € (poco más de $ 500, al cambio oficial de $ 126 por Euro) a cualquiera que entregue 20 colillas de cigarrillos en los puntos que se habilitarían a tal fin.

El costo de la propuesta estaría cubierto por un impuesto de 20 centavos de euro por cada cigarrillo. Esto casi duplicaría el precio de un paquete de Marlboro, que hoy se paga aproximadamente 5 € en Barcelona. Como referencia, el costo en Argentina hoy ronda los $ 300 por etiqueta.

Una tasa con una lógica similar sobre las botellas de plástico y las latas de aluminio introducida en la ciudad de Nueva York en 1982 ha proporcionado a las personas sin hogar un ingreso pequeño pero constante, dado que el sistema funciona en base a la existencia de personas que no tienen otras fuentes de ingreso.
Al mismo tiempo, ubica la principal responsabilidad sobre los fumadores, liberando de compromisos a las empresas que lucran generando esta adicción.

El problema ambiental

Un estudio sugiere que hay 4,5 billones de colillas ensuciando el medio ambiente. El plástico de los filtros tarda hasta 25 años en biodegradarse, liberando arsénico, plomo y otros tóxicos al hacerlo.
Según la Organización Mundial de la Salud, los desechos del tabaco contienen hasta 7.000 sustancias químicas tóxicas, muchas de las cuales son solubles en agua, por lo que pasan con mucha facilidad al entorno en dónde son arrojadas.

No es raro encontrar colillas de cigarrillos en los cuerpos de peces y aves marinas muertas y pueden ser letales para las especies marinas y de agua dulce.
“Queremos poner fin a la situación actual en la que alrededor del 70% de las colillas acaban en el suelo o en el mar”, afirma Isaac Peraire, responsable de la Agencia Catalana de Residuos.

Según la UE, las colillas de cigarrillos son el segundo plástico de un solo uso entre los que más comunmente se encuentran en las playas europeas, y la organización medioambiental Ocean Conservancy dice que de toda la basura que se tira al mar, las colillas son las más numerosas.

Por eso, adicionalmente a esta tasa y en un esfuerzo por limitar la contaminación marina, también se prohibirá fumar en todas las playas de la ciudad de Barcelona a partir de julio. El gobierno de coalición liderado por los socialistas de España también está planeando revisar las leyes antitabaco del país para que sea ilegal fumar en las terrazas exteriores de bares y restaurantes, en las playas y en las instalaciones deportivas al aire libre.

Cuántos fumadores

Según datos de 2019 , el 19,7% de los españoles fuma a diario, ligeramente por encima de la media de la UE del 18,4%. Los tres países de la UE con las tasas más altas de tabaquismo son Bulgaria (28,7 %), Grecia (23,6 %) y Letonia (22,1 %).
Este último, también según datos de  2019, sería el más parecido a Argentina, en dónde para ese año se estimaba que un 22.2% (unos 9 millones de ese entonces) eran las personas fumadoras en nuestro país.

Cómo se implementa

Los detalles del plan aún no se han confirmado, pero una propuesta es que las colillas se devuelvan en los mismos quioscos donde se compraron los cigarrillos, tal como se hace con las botellas en los países en dónde funciona este tipo de iniciativa.
“La idea no es generar ingresos sino reducir el impacto ambiental de estos productos”, dijo Peraire. “Se espera que algún día esta medida deje de ser necesaria porque el problema habrá desaparecido”.

El único costo que  el gobierno catalán propone para los fabricantes de cigarrillos es que paguen el costo de barrer las colillas y eduquen al público para que no las deseche porque contienen un acetato de celulosa dañino para el medio ambiente.

Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, dijo que estaba a favor de la medida porque “el tabaco tiene un alto costo, no solo desde el punto de vista ambiental, sino porque contamina los espacios públicos”. Pero admitió, sin embargo, que era probable que las empresas tabacaleras agregaran el costo de limpieza al precio de sus productos.

Ismael Aznar Cano, director general de calidad y evaluación del Ministerio de Medio Ambiente de España, dijo que la propuesta se enmarca en el contexto de una ley de residuos que entrará en vigor a principios de 2023.

La ley prohibirá la venta de plásticos de un solo uso (cubiertos, platos, vasos de poliestireno expandido y pajitas de plástico) pero las colillas aún no están cubiertas por la ley.

Otras soluciones

España no es el único país que intenta abordar el tema. En 2016, Naman Gupta y Vishal Kanet, dos jóvenes empresarios indios, lanzaron un proyecto para reciclar parte de los 100.000 millones de colillas que se estima que se tiran cada año en aquel país.

Idearon un esquema para recolectar colillas de cigarrillos y un proceso que separa el tabaco restante, que se recicla en compost, mientras que los filtros se tratan y se convierten en una sustancia que se usa para rellenar peluches y cojines.

En los Estados Unidos, la empresa de reciclaje TerraCycle ofrece a las empresas un servicio de recolección gratuito y reciclará no solo las colillas sino también el empaque y el revestimiento de aluminio. 
En Suecia, un programa especial, entrena pájaros para recoger las colillas y desecharlas en recipientes acondicionados para devolver alimento cada vez que arrojan lo residuos

En Argentina existen una iniciativa que recicla las colillas en ladrillos para la construcción y cuentan con un mapa interactivo que permite verificar sitios para entregas de los residuos.

En nuestra ciudad, hace justo un año se aprobaba la ordenanza que estableció multas en dinero y trabajo comunitario para los que tiren las colillas en la vías pública, aunque por ahora, no se conocen ni personas multadas ni el resultado de la campaña.