Existía, por lo menos desde 2018, la evidencia de que el aire contaminado se correlaciona fuertemente con el aumento de los abortos espontáneos, nacimientos prematuros, bajo peso al nacer y alteraciones en el desarrollo cerebral de los bebés en gestación.

Pero un nuevo estudio proporciona evidencia directa de que los mecanismos de estos trastornos están vinculados con la presencia de partículas en el aire contaminado que respiraron las gestantes, que atraviesan la barrera placentaria y se incorporan en los órganos de los fetos en desarrollo.

Lo concluyente en este nuevo estudio es que se han encontrado partículas de carbón en diferentes órganos y tejidos de los bebés no nacidos, mucho antes de que hayan respirado por primera vez. Los investigadores afirman que este descubrimiento es "muy preocupante", ya que el período de gestación de los fetos es la etapa más vulnerable del desarrollo humano.

En los pulmones, el hígado y el cerebro

La nueva investigación, publicada en la revista Lancet Planetary Health, encontró partículas de contaminación del aire en cada muestra de tejido pulmonar, hepático y cerebral examinado, así como en la sangre del cordón umbilical y la placenta. La concentración de partículas en los fetos fue mayor cuando más contaminado era el aire del ambiente en que  vivía la madre.
Se encontraron miles de partículas de carbón negro en cada milímetro cúbico de tejido, que fueron inhaladas por la madre durante el embarazo y luego pasaron a través desde el torrente sanguíneo y la placenta al feto.

El estudio comprendió dos poblaciones diferentes, una de tejidos fetales en Escocia y otra de mujeres gestantes en Bélgica. En el estudio escocés, se examinaron 36 fetos que procedían de interrupciones voluntarias de embarazos, con progreso normal entre las siete y las 20 semanas de gestación. “Los hallazgos son especialmente preocupantes porque esta ventana de exposición es clave para el desarrollo de órganos”, dijeron los científicos. En Bélgica, se tomaron muestras de sangre del cordón umbilical y de placentas después de 60 nacimientos sanos.

No son los cigarrillos

Una cuestión significativa del estudio es que fueron seleccionadas madres no fumadoras, para descartar que los efectos estuvieran asociados a las partículas de carbón que ingresan a los pulmones de los fumadores; del mismo modo, se descartaron del estudio los casos de fetos que presentaban niveles significativos de nicotina, indicando que las madres pudieran ser “fumadoras pasivas”.

De este modo, la presencia es principalmente atribuible a las partículas de hollín provocada por la la quema de leña y combustibles fósiles en vehículos, hogares y fábricas, que provocan inflamación en diferentes órganos además de servir de vehículo para sustancias químicas tóxicas. 

El estudio se realizó con madres no fumadoras en Escocia y Bélgica, en lugares con una contaminación del aire relativamente baja, por lo que es dable esperar que el fenómeno fuese aún más significativo en aquellas regiones en que el aire está mucho más contaminado.

“Hemos demostrado por primera vez que las nanopartículas de carbono negro no solo ingresan en la placenta durante el primer y segundo trimestre, sino que también llegan a los órganos del feto en desarrollo”, dijo a The Guardian el profesor Paul Fowler, de la Universidad de Aberdeen en Escocia, uno de los autores de la investigación.

Más del 90% de la población mundial vive en lugares donde la contaminación del aire está por encima de las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que provoca millones de muertes prematuras cada año. De hecho, hace justo un año la propia OMS debió fijar nuevos estándares para los niveles aceptables de contaminación, reconociendo que el aire que proponía respirar hasta entonces, era en verdad irrespirable.