De manera increíble, el contexto que tomó la final de la Copa Libertadores, que tiene a River y a Boca como protagonistas, trascendió al espectáculo deportivo.

Por eso, cuando la pelota debería estar rodando, se conoció la novedad de la suspensión. Antes, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) reprogramó dos veces el partido (primero para las 18:00 y después para las 19:15).

Ninguna de las dos historias se pudo cumplir.

Las agresiones al colectivo que trasladaba a la delegación de Boca, en cercanías al estadio Monumental, generó heridas en varios futbolistas del Xeneize. La postura de la dirigencia, que encabeza Daniel Angelici, siempre fue la de no disputarlo.

Después, el propio presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez, dijo que la idea de no jugarlo fue de ambas entidades, y en "un pacto de caballeros" se resolvió reprogramar el encuentro para este domingo, a las 17:00.