Hermanos y hermanas: hoy vamos a rezar y a santiguarnos ante la maravillosa figura de un ser superior, de un ser que siempre está pero a su vez no existe concretamente. Un ser radiofónico que une nuestras almas en un gran y esplendoroso esplender repleto de esplenderositud. Con ustedes: el manto sagrado del Qué pretende usted de mí.