Entre la pandemia que ya se llevó dos años consecutivos del acto patriótico sumado a los cambios que fue sufriendo con el paso del tiempo, los actos por el 25 de mayo ya no son lo mismo.

Rigoberto recuerda aquellos días previos donde se ensayaba la actuación, las horas previas donde mamá o una abuela nos pintaban la cara con un corcho quemado para hacer de vendedores ambulantes, mazamorreros o paisanos. O en contraposición a pintarnos los labio de rojo o colocar la la pechera azul con la espada para actuar de dama antigua y granadero.

Un sinfín de recuerdos que nos llevan a nuestra infancia...