El alcohol (etanol o bioetanol) fue una herramienta de gran utilidad durante la pandemia, lo utilizamos masivamente para limpiar superficies y las manos de nuestras familias porque destruye rápidamente la membrana del coronavirus. Pero, así como hay un alcohol bueno, que salvaba vidas, hay otro alcohol que enferma. 

Porta Hnos. tiene su planta industrial en la Av. Valparaíso de la ciudad de Córdoba y solo un alambrado la separa de las viviendas de Bº Parque San Antonio. Allí fabricaba vinagres y bebidas con alcohol que traía desde Tucumán; en 2012 puso en funcionamiento, en ese mismo lugar, una fábrica gigantesca de alcohol que se destila fermentando maíz. A partir de ese momento, la vida de los vecinos y vecinas de la zona se convirtió en un verdadero tormento.

Por solicitud de la población de San Antonio, desde la Red Universitaria de Ambiente y Salud (REDUAS) y junto a docentes y estudiantes -principalmente de la Cátedra de Clínica Pediátrica de la UNC-, realizamos un relevamiento de la situación de salud de esta población en 2013 y lo volvimos a repetir en 2016. 

Los resultados de estos estudios fueron presentados en el X Jornadas Internacionales de Salud Pública de la Escuela de Salud Pública de la UNC y en el 38º Congreso Argentino de Pediatría de la Sociedad Argentina de Pediatría en 2017. Encontramos que el barrio está enfermo. Más de 60% de la población sufre Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple, enfermedad generada por las emanaciones de los fermentadores de la destilería, emanaciones conformadas principalmente por formaldehído, hexano, tolueno y xileno.

Como si estas afecciones fueran pocas, se verificó un significativo aumento de niños que nacen con severas malformaciones en familias que viven a menos de 100 metros de la destilería, y también un preocupante aumento de casos de cáncer.

Hace pocos días la revista científica internacional Journal of Biosciences and Medicines, en una edición especial sobre temas de alergia e inmunología humana, publicó nuestra investigación con el título de: Síndrome de Barrio Enfermo. Pero a pesar de las contundentes evidencias del daño a la salud colectiva y del reclamo sostenido durante 10 años de los vecinos y vecinas del sector, la destilería del mal alcohol de Porta Hnos. S.A. sigue funcionando.

Las destilerías de alcohol se encuentran ubicadas en lugares despoblados en todo el mundo, salvo en la ciudad de Córdoba. Los gases que libera el proceso de fermentación no ascienden en la atmósfera y quedan en sus capas bajas cerca de las destilerías contaminando el aire de los alrededores de la planta en los momentos del día en que se genera inversión térmica, un fenómeno prácticamente cotidiano. Además, el permanente peligro de explosión indica la necesidad preventiva de alejarlo de lugares poblados. 

Claro que una destilería de esta magnitud (produce 100.000 litros de bioetanol por día) alojada en medio del campo requiere una inversión en infraestructura muy importante. La destilería de Porta Hnos. no necesitó esa inversión en infraestructura ya que por la puerta de ella pasa el agua corriente de los cordobeses (consume 700.000 litros de agua por día), la red de cloacas, el gas natural y la energía eléctrica de la infraestructura urbana. La empresa construyó su destilería allí porque le era mucho más barato y porque el agronegocio tiene una influencia política enorme en la Provincia como para contar con impunidad ambiental. 

Esta destilería no tiene Estudio de Impacto Ambiental y viola las leyes ambientales nacionales, provinciales y normas municipales, pero sigue funcionando, aumentando las ganancias del Grupo Porta y enfermando a la población de Parque San Antonio, Barrio Inaudi e Inaudi Anexo. Aun, en el más liviano Estudio de Impacto Ambiental de la destilería, seria evidente su carácter tóxico y explosivo lo que determinaría la necesidad de dictar su cierre definitivo y traslado. 

Las vecinas y vecinos del sector reunidos en la organización VUDAS presentaron un Amparo Ambiental Colectivo ante los juzgados federales de Córdoba, el Juez Hugo Vaca Narvaja dictaminó en el fallo que la planta de Porta Hnos. viola las normativas y que principalmente carece de Estudio de Impacto Ambiental, por lo que ordenó que se realizara ese estudio en un perentorio plazo de 90 días.
Pero el Juez solo reconoció el delito evidente y no suspendió el funcionamiento de la planta que contamina y enferma. La empresa rápidamente apelo el fallo y sigue funcionando sin hacer el Estudio de Impacto Ambiental que, si o si, la obligaría a cerrar, cuenta con los tiempos eternos de la justicia amiga del agronegocio, justicia que se vuelven injusticia y dolor para ese sector de la ciudad.

En este escenario, las vecinas y vecinos del grupo Vudas seguirán luchando por su derecho a la vida y el ambiente sano y llevarán sus reclamos a donde sea necesario. El Grupo Porta está asociado a una multinacional sueca que le provee la tecnología para sus destilerías, es improbable que los suecos de Alfa Laval sepan cómo enferman y matan con su tecnología en el sur del mundo.