Termina 2021, pero todo parece indicar que el poder cordobés posa su mirada en 2023 ya de manera indisimulable. Por un lado, el gobernador Juan Schiaretti comenzó la renovación dirigencial al sorprender con el nombramiento del joven Paulo Cassinerio como ministro de Vinculación, una cartera a partir de la cual el gobierno provincial tratará de revitalizar los consejos de seguridad barriales. Se trata seguramente de un intento por buscar nuevas respuestas en un área tan sensible como vulnerable para la gestión del peronismo.

Cassinerio está dentro del equipo que lidera Alejandra Vigo y también se ha ganado la confianza del gobernador, que ahora tendrá sillón propio en la primera línea del gobierno provincial. Seguramente, eso implica una apuesta fuerte de cara al futuro.   

¿Querrá sondear el jefe del Ejecutivo provincial los movimientos del nuevo ministro y ponerlo en la lista de potenciales candidatos  a intendente de Córdoba?

¿Con eso da un nuevo paso hacia la renovación del Partido Justicialista, poblado de dirigentes mayores y con larga experiencia?

¿Le da un nuevo espacio a su esposa Alejandra Vigo para mantener equilibrada la sociedad política que forma el matrimonio gobernante?

Son muchas preguntas que sólo tendrán una respuesta acabada cuando Cassinerio comience a desandar caminos dentro del Gabinete provincial.

Chau versiones

Por lo pronto, Schiaretti pareció echar por tierra todas las versiones que ganaron las calles de la política hace algunas semanas y que daban cuenta de una renovación importante del gabinete de ministros. De momento, está la creación de esta cartera y nada más. De paso, esas versiones fueron echadas a correr desde adentro del peronismo, no hubo voces extrañas realizando este tipo de elucubraciones. Nada extraño, ni nada nuevo, como se ve.

Mientras tanto, el dueño de la lapicera de Córdoba sigue tratando de ordenar su relación con el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, a quien quiere sí o sí como candidato a gobernador en 2023.

Aquí se conjuga el deseo personal con un espíritu práctico: hoy Llaryora no tiene rivales en la interna porque es el que mejor mide en todas las encuestas. La imagen positiva del intendente sólo es superada por Schiaretti dentro del peronismo, de modo que no hay mucho por discutir, al menos hasta ahora.

Nada cerrado

Sin embargo, el propio intendente no da por cerrado el tema porque hay que recordar que él mismo –en declaraciones a Canal 10- dijo hace un par de semanas que una de sus posibilidades es intentar repetir como intendente de Córdoba, además de postularse a la sucesión de Schiaretti. Y desde su entorno lo repiten casi a diario, lo cual inquieta al gobernador.

La historia de Llaryora y Schiaretti tiene sus años. Apenas iniciado el siglo, Llaryora intentaba ser candidato a intendente de San Francisco y José Manuel de la Sota se opuso e impulsó otro candidato en la interna. Pero Llaryora ganó, primero la interna y luego la general. Tuvo un gran apoyo: Schiaretti.

Después fue ministro, diputado nacional e intendente. En el medio, enfrentó a De la Sota en una interna por la Gobernación en la que perdió pero quedó bien parado. Hoy es el sucesor “natural” paro debajo del puente correrá mucha agua todavía.

No es momento de dar por terminado el juego ni mucho menos. La dinámica de los hechos puede teñir de negro lo que hasta hace cinco minutos era blanco radiante. O viceversa.