Corría el año 1995 y en ocasión de estar en la cobertura del Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco tuve la ocasión de conocer y entrevistar a Diego Maradona. Era la época donde Maradona casi lució la camiseta del Santos de Pelé. Con el aval del propio Rey, Santos intentó contratar a la mayor estrella del fútbol argentino. A Maradona le gustó la posibilidad, sobre todo porque la articulación contó con la ayuda de Pelé Sports & Marketing, la empresa que manejaba la imagen de “10” brasileño. Conocí a Diego en los boxes del equipo Williams, que en esa temporada era auspiciado por Saudia, la petrolera del mundo árabe más importante de aquella época.

Sin embargo, el elevado costo de la transacción hizo imposible la firma, lo que sin duda sacudiría al fútbol mundial. Maradona volvería a visitar el Templo Sagrado en 1998, pero la unión entre El Pibe de Oro y la camiseta 10 más grande de la historia del fútbol, lamentablemente, quedaría a la imaginación. Más allá de la deferencia de Maradona en concederme una nota como siempre digo, tras la entrevista formal está siempre la información que un periodista puede recabar y es más trascendente. Y Diego me dijo: “en la F1 se mueve mucha plata pero hay mucha inversión, en cambio en el futbol nuestras piernas no valen tanto y acordate que en poco tiempo más estos “moros” (por el mundo árabe propietario de los petrodólares) van a manejar el mundo porque les sobra la “Guita”". El correr de los años le dio la razón a Diego…

El sufijo “Gate”

Tal fue la relevancia del caso Watergate que luego se empezó a usar dicho sufijo (gate) para referirse a actividades clandestinas y/o ilegales. Así, se le díó importancia a un tema en especial que contuvo algún elemento de escándalo en la política. 

Debido a que las acusaciones de corrupción en la FIFA, un tema que abarcó a varios países del mundo (donde Argentina obviamente no podía estar ausente) y que desmanteló a una serie de delegados y ejecutivos que recibieron coimas para su beneficio, se tuvo que buscar un nombre comercial y que pudiese entendido en varios idioma. FIFA Gate pareció ser el apelativo más atractivo y la prensa mundial empezó a usarlo en sus publicaciones. 

De Dieguito, Mafaldas y coimas

La nueva acusación presentada por la justicia estadounidense los involucra junto a otros 14 dirigentes de Concacaf y Conmebol.

Nombres reconocidos por su larga trayectoria en la dirigencia del fútbol latinoamericano están entre los acusados como Ricardo Texeira y Eduardo Deluca.

Texeira condujo a la Confederación Brasileña de Fútbol desde 1989 hasta 2012, mientras Deluca fue secretario general de Conmebol y representante de la Asociación del Fútbol Argentino.

Ambos fueron muy cercanos a dos patriarcas del fútbol de Brasil y Argentina, Joao Havelange y Julio Grondona, respectivamente. Esa cercanía se podría asemejar a que eran testaferros y esta afirmación parece condenarlos.

"No contentos con secuestrar el deporte más popular del mundo por décadas con ganancias ilícitas, estos acusados trataron de institucionalizar su corrupción para asegurarse de que podían vivir de ella, no por el bien del juego, sino para su propio beneficio", dijo la fiscal Lynch de los Estados Unidos.

De Dieguito, Mafaldas y coimas

La justicia estadounidense indicó que hay indicios de que los sospechosos solicitaron y recibieron más de US$200 millones en sobornos y comisiones ilegales para vender derechos de comercialización de torneos internacionales de fútbol y partidos, entre otros negocios. Y así Havelange, Grondona y otros “buenos muchachos” estuvieron a punto de salirse con la suya pero cometieron el error de solicitar cuentas bancarias a su nombre en los Estados Unidos. A eso hay que sumar que eligieron a Qatar como sede del Mundial 2022 desplazando a Estados Unidos para la próxima edición. Sin duda cometieron un grave error, porque quizás la jugada le hubiera salido mejor. Más allá de esto, la pelota cuando empieza a rodar lamentablemente borra todos estos antecedentes que hacen pensar que el futbol es más un negocio que un deporte.