El Gobierno nacional aspira a que el Congreso sancione una ley que contenga el plan argentino para refinanciar la deuda con los bonistas. Es una maniobra para presentar una estructura sólida detrás de la propuesta.

Los mercados no recibieron con una andanada de golpes al plan argentino para refinanciar la deuda con los bonistas, como algunos esperaban. 

Bueno, la jugada de los acreedores también tiene su lógica: hoy esos bonistas no son lo que eran y los Estados Unidos atraviesan y –especialmente- atravesarán una crisis formidable luego del paso de la pandemia.

Hay que decir también que Argentina no es una preocupación central para los capitales financieros que se establecen en Wall Street.

Pero nuestro país tiene un plan, lo presentó y a partir de ahora y durante el próximo mes ambos extremos discutirán sobre el punto.

Para decorar el escenario, el gobierno argentino busca más respaldos y ese respaldo –creen en la Casa Rosada- estará en el Congreso de la Nación.

Por eso, Alberto Fernández quiere una ley consensuada, que cuente con el apoyo de todo el arco político.

Es la continuidad de la foto del jueves pasado, con Alberto rodeado por la vicepresidenta Cristina Fernández y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Junto a ellos estaban todos los gobernadores.

Poco después del acto, Juan Schiaretti –quien no fue a Buenos Aires porque es parte de las personas en riesgo- difundió en la red social Twitter un contundente aval a la medida. Bueno, Córdoba no tiene margen alguno para reiterar jugadas individualistas y salirse del rebaño. En estos días tuvo que hasta suspender los planes de trabajo a jóvenes y emprendedores, como Primer Paso y Pila, entre otros.

Expertos en imaginar situaciones, los peronistas saben que muy pocos se atreverán a decirle que no en el Parlamento al proyecto que apunta a refinanciar la deuda con tres años de gracia y una fuerte reducción de intereses más un leve recorte al capital.

Argentina tiene un vencimiento de unos 500 millones de dólares el 22 de mayo. Esa fecha es clave para la negociación. Si la propuesta no es aceptada, el día en el que se recuerda el Cabildo Abierto, el default será la palabra para someter a la Argentina.

El Presidente quiere vestirse de acorazado para dar la pelea. La historia reciente tiene resultados furiosamente negativos para el país, sobre todo a la hora de negociar con los acreedores externos. Pero como ya se sabe casi de memoria, no hay peor gestión que la que no se hace.