Es el Estado el que debe garantizar la seguridad frente a la agresión machista.

La Sociedad sólo funciona si su sistema de arbitraje funciona bien. Los Árbitros articulan el funcionamiento de la sociedad y previenen, median, y sancionan en casi todas las circunstancias de la interacción social.

En materia de Femicidios los principales árbitros son los Policías y los Jueces, y cuando una mujer muere, o es agredida de cualquier forma que sea por la violencia machista, después de haber hecho una o múltiples denuncias, tanto el policía como el juez se convierten en cómplices del agresor, si no le brindaron seguridad efectiva y absoluta de inmediato. Nunca, en ningún caso, es culpa de la Victima. Ni siquiera si la victima vuelve a convivir con el agresor después  de haberlo denunciado. 

Cuando una mujer pide ayuda al policía o al juez, se le debe creer y la ayuda debe ser inmediata y efectiva porque el Estado es el que debe garantizar la seguridad frente a la agresión machista. Todo lo demás son excusas y justificaciones inadmisibles. La realidad es que cada 26 horas una mujer es asesinada en la Argentina por violencia de género y entre el 16 y el 20 % de los asesinos están vinculados a Fuerzas de Seguridad. 

Se hacen Congresos, se discute el tema, se concretan importantes Marchas, se dictan Acordadas Judiciales, se dan cursos sobre la Ley Micaela, etc. Pero el Estado y los Gobiernos no logran prevención ni concientización social suficiente. Todo lo que hacen no alcanza y los asesinatos continúan ocurriendo todos los días. Y causa doble indignación cuando vemos que las victimas denunciaron una y mil veces, sin que se las ayudara de manera efectiva. Y esto pasa porque esta sociedad machista habla y habla pero no hace nada, o hace poco para evitar los asesinatos diarios de mujeres indefensas. Pura hipocresía. Nunca hay tobilleras, ni collares, ni botones antipáticos suficientes. La orden de restricción de los  jueces se viola, la educación que dispone el Polo de la Mujer para que el violento cambie no sirve casi nunca. Muchas veces la propia mujer vuelve a convivir con el agresor porque no sabe, o no puede salir sola del círculo de violencia. Y toda esta tragedia ocurre porque la Sociedad es machista y patriarcal y porque no funciona bien el Sistema de árbitros. 

Ahora el Gobierno Nacional plantea un Consejo Federal sobre el tema y tal vez sea la única oportunidad seria y eficaz para poner freno al problema. Pero solo funcionará bien si se hace foco principalmente en los árbitros.

Y los árbitros son los padres y maestros cuando educan en igualdad y respeto, son los policías cuando atienden y protegen a las víctimas, son los jueces y gobiernos cuando sancionan, cuando previenen, y cuando proveen de todos los elementos adecuados para la protección de las mujeres.

La única manera de poner freno a este drama colectivo, es que la Sociedad y sus Árbitros se involucren para lograrlo.