Cuando el neoliberal Carlos Menem confesó que si decía lo que haría nadie lo hubiese votado, el daño ya estaba hecho. Sus consecuencias aun hoy las estamos padeciendo. Macri en 2015 hizo lo mismo que Menem. Mintió descaradamente en su campaña y luego hizo todo lo contrario de lo que prometió. En ambos casos el pueblo que los votó fue estafado por mentiras. Hoy la táctica ha cambiado y Macri y sus cómplices dicen exactamente el daño que pretenden hacer y esperan contar con apoyo electoral. 

Afirman que a todo el daño lo harán de golpe, rápido y en las primeras horas de su gobierno. Anuncian la destrucción rápida de los sistemas laborales, ecológicos, sindicales, fiscales y jubilatorios. Un golpe drástico y sin anestesia. Obviamente también dicen que será posible tamaña empresa sólo si está asentada en un formidable aparato represivo. Esta es su propuesta electoral para el año próximo. Le llaman sinceridad brutal. Para lograrlo cuentan con la presión del FMI sobre la deuda macrista , los intereses geopolíticos de EEUU sobre los recursos naturales y minerales argentinos, sus medios de Prensa y también con el apoyo ideológico de los partidos políticos que conforman el macrismo. 

En la vereda opuesta al macrismo están los movimientos populares, algunos partidos y fuerzas sociales que defienden el rol del sector público y al Estado como actor social de derecho. Su objetivo es cuidar la soberanía popular y los derechos sociales, civiles, laborales y previsionales, entre otros. Estos sectores necesitan instalar una nueva agenda sobre el tema de la distribución de la riqueza. Mientras no lo hagan, la derecha avanzará destruyendo a su paso todos los derechos logrados por el pueblo. 

Al gobierno del Frente de Todos sólo le queda un camino posible para este último año de gestión y es ocuparse de lo que cotidianamente le preocupa a la gente común. Lo importante son los temas del día a día y el cómo se van a solucionar los problemas más básicos y urgentes. Lamentablemente en vez de hacer éso la discusión pública está en las burbujas que instalan los medios hegemónicos. La gente votó al Frente de Todos en el 19 porque la propuesta era simple. En el 21 perdió las elecciones por las personas que no fueron a votar, desilusionadas por el incumplimiento del contrato electoral. 

El macrismo hoy está sin careta y los que van a decidir quién gobernará en el 23 son justamente los que se abstuvieron en la última elección legislativa. Sí el gobierno de Alberto Fernández y sus aliados no comprenden esto rápidamente, la próxima Administración será nuevamente la tragedia menemista corregida y aumentada. En mi opinión Alberto no lo entiende. Cristina lo ve con claridad y lo alerta constantemente. Sergio Massa es una incógnita y seguramente su posicionamiento dependerá del éxito de su plan económico.

La tragedia menemista podría repetirse, la columna de Álvaro Ruiz Moreno