“Por ahora todo está en gestación, pero hay que grabarse a fuego una cosa: allá por febrero próximo los gobernadores peronistas adoptarán una decisión firme y la cosa pasa por independizarse y dejar solo a Alberto de una buena vez”. La frase del dirigente de lo que se podría llamar el peronismo schiarettista no dejaba dudas.

La fuente explicaba que esa idea ya comenzó hace algún tiempo que los recurrentes encuentros en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI) tienen mucho que ver con eso. “Cualquier excusa es buena para juntarse y revisar el presente y sobre todo armar el futuro… no hay nombres todavía, porque no corresponde”, razonó con locuacidad.

En los últimas semanas, el gobernador Juan Schiaretti ha ganado protagonismo en la interna peronista y su nombre resuena en los despachos del poder. Plantado como un claro opositor al gobierno del presidente Alberto Fernández, comienza a reiterar sus periplos a Capital Federal.

De viaje por España, Schiaretti comienza a tener injerencia en la vida del peronismo, tres años después que impidiera una peregrinación masiva de dirigentes a Córdoba, tras su contundente triunfo electoral (mayo de 2019).

Hoy, des su entorno, relativizan las especulaciones que lo ubican cerca del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “Hay buena onda, pero de allí a ser número 2 de Larreta o integrante de su eventual gabinete, hay un trecho”, explican los amigos del gobernador.

Hacían referencia a la mención del gobernador como probable jefe de Gabinete de un gobierno liderado por Rodríguez Larreta. Lo que no se puede negar es que las conversaciones existen y que no hay nada definido. En El Panal no quieren ni oír hablar de candidaturas porque consideran que de momento hay que poner todas las fichas en la gestión. Eso pasará para el verano, justo cuando los gobernadores peronistas, en teoría, anunciarán, que pondrán los pies en polvorosa y cortarán definitivamente sus relaciones políticas con Alberto. Allí también se reconfirmará que muchas provincias que adhieren al oficialismo nacional anticiparán las elecciones locales, lo cual es un problema para la Casa Rosada.

Este tema quedó latente en la reunión de Alberto con los mandatarios provinciales por el estrafalario proyecto de modificar la Corte Suprema de Justicia y llevarla de cinco miembros a 25. El jefe del Estado ya les hizo saber a los mandatarios provinciales de su partido que quiere que se unifiquen los cronogramas electorales. De los oficialistas no fueron ni Schiaretti ni tampoco el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, quien parece funcionar en tándem con su colega cordobés.

Sin embargo, otra voz del justicialismo sugirió que para el año próximo habrá que acostumbrarse a ver acercamientos impensados, que hoy no tendrían ningún margen de cristalizarse.

La voluntad de la señora

El encastre schiarettista tiene que ver también con lo que pase en Córdoba. Sin una victoria en los comicios de gobernador, no puede pensarse en un futuro brilloso para el caudillo cordobés. El intendente de Capital, Martín Llaryora, trata de hacer funcionar su posicionamiento como un relojito. Ahora, ¿quién será su candidato o candidata a vice?

Se mencionó hace un tiempo a la diputada nacional Natalia de la Sota, pero la relación de ésta con el schiarettismo habría entrado en un cono de sombras. Por eso irrumpió el nombre de la senadora nacional Alejandra Vigo, como eventual postulante al cargo.

“Hoy por hoy Alejandra tiene una misión muy importante en la Cámara de Senadores. Por ejemplo, hay que ver su trabajo en lo que hace al boleto federal, lo que le reporta muchos beneficios a Schiaretti”, opinó un vocero que conoce al dedillo la interna peronista y está al tanto de los movimientos de Vigo.

“Nunca escuché hablar de eso”, respondió otro referente del oficialismo provincial cuando se lo consultó por una eventual candidatura de Vigo a la vicegobernación o a la intendencia de Córdoba.

Por ahora, son todos movimientos más que nada imaginarios, pero que permiten vaticinar que se vivirá un verano caliente.