La puja entre la solidaridad y el neoliberalismo están hoy más vigentes que nunca.

Un año atrás nos preguntábamos si la pandemia mundial pondría de manifiesto lo mejor o lo peor de la humanidad y de las naciones. 

Veíamos gestos y expresiones de anhelos por todos lados. China nos enviaba 13 Tn de insumos médicos, aerolíneas argentinas viajaba 38000 km para traerlos, y había signos de solidaridad aparente por doquier. Pero a poco de andar Donald Trump quitó el financiamiento a la OMS, justo cuando se generalizaba la pandemia. Y esa fue la primera señal de alerta de lo miserable que en realidad pueden ser la humanidad y los intereses económico de los dueños del mundo. 

Unamuno dice que con el paso del tiempo las personas no cambian sino que se confirman. Y parece que los países también.

Los laboratorios comenzaron a producir vacunas y rápidamente las potencias comenzaron a acumularlas.  Hoy Estados Unidos tiene 1000 millones, pese a tener 300 millones de habitantes. Y está claro lo que hará con las sobrantes. Más y mayor dominación geopolítica. 

Sólo 20 países han accedido a las vacunas, para  el resto sólo quedan las carencias y la muerte. La mayoría de los países donde se producen se cierran para sí mismos y el restos que perezca. 

Así está el mundo hoy y Latinoamérica no es diferente. Unos pocos consiguen algo de vacunas y los más, nada. Incluso los que algo consiguen no pensarían jamás en compatir algo con los que nada tienen. Al final pareciera que sólo predomina el egoísmo. Al menos esto es lo que la realidad nos ha dejado hasta hoy, a un año de comanzada la tragedia. 

En Argentina lo que ocurre no es tan diferente al resto del planeta. Aquí el egoísmo extremo está representado por una oposición política totalmente egoísta y destructiva. Hacen campañas anti vacunas, cacerolean para evitar que la gente se cuide. Se oponen a todo lo que signifique equidad social y llegan al extremo de militar la enfermedad y la muerte misma con tal de sacar algún rédito político en la confusión. 

Sin embargo no todo está perdido ni en el mundo, ni en la patria grande Latinoamérica, ni en nuestra república Argentina. Porque como bien dijo el filósofo español que he citado, la gente con el tiempo se confirma. Y así como hay personas buenas, también hay países solidarios y en algunos de ellos también se están fabricando vacunas, como es el caso de Rusia, China y Cuba. Nuestro gobierno nacional consiguió casi 10 millones de dosis y tiene compradas 6 veces más. Y mientras tanto toma medidas sociales que con el otro signo político hubiesen sido imposibles.

Esta confrontación de fondo tiene su base en la naturaleza humana. Aquí la puja es entre la solidaridad y el egoísmo y éste año tendrá reflejo electoral.