Poco menos de dos minutos tomó Juan Schiaretti para establecer el tono del discurso con el que dejó inaugurado el 145° período de sesiones legislativas en la Legislatura provincial. Exactamente fueron 110 segundos hasta que el gobernador lanzó su primera invectiva contra el gobierno nacional, destinatario predilecto de los más encendidos pasajes de un discurso que no resultó tan extenso como previsto.

“El país debe tener mayor calidad institucional. Debe respetarse la división de poderes. Deben respetarse los fallos de la Justicia. Ningún poder debe pretender avasallar a otro amenazándolo con juicio político. Por eso, quiero ratificar mi más absoluto rechazo al intento de juicio político por parte del actual gobierno nacional a la Suprema Corte de la Nación. Precisamos un federalismo auténtico donde los gobiernos nacionales dejen de gestionar solo para el puerto de Buenos Aires, en detrimento del interior de la Patria. Debemos dejar de ser un país unitario y ser federales en serio”, lanzó el mandatario en el quinto párrafo de su discurso.

A partir de allí su alocución alternó concepciones sobre el deber ser de un país que debe abandonar urgentemente la grieta. La opción, claro está, sería la propia gestión cordobesa, a la que presenta como garante de la institucionalidad, el respeto y el diálogo, cualidades tan valoradas en análisis de ocasión. Más aún, las destacó como la base de un crecimiento que se ve reflejado, también, en los datos parciales del censo realizado el pasado año.

“Estoy convencido que este crecimiento sostenido que tenemos en nuestra provincia, tanto en los ámbitos públicos como privados, está basado en la fuerza de las convicciones con que forjamos nuestro futuro. También en que ningún poder del estado avasalla al otro y funcionan con plena independencia. Esta es la característica de Córdoba: la confianza. El pueblo cordobés, con su confianza ratificó nuestro gobierno, porque sabe que respetamos el orden institucional y que somos un gobierno que habla poco y hace mucho, que lo que dice lo hace y lo que promete se cumple”, remarcó.

La alusión a la gestión como rasgo distintivo apareció vinculada a la polisémica noción de progresismo. En su proyección nacional Schiaretti acaso espere cosechar adhesiones de un electorado al que las narrativas más difundidas parecen denostar, mientras las principales fuerzas opositoras endurecen discursos y el Frente de Todos se recuesta en el cuidado de las finanzas.

Promediando su discurso, el mandatario ajustó su mira y comenzó a desgranar las obras concretadas el pasado año y los proyectos ya en marcha para el 2023 para toda la provincia. Destacó las que se ejecutan en la ciudad capital, en particular el cierre y la ampliación de carriles de la avenida de Circunvalación.

La enumeración, que precisó “112 obras viales en ejecución”, culminó con la segunda mención del que acaso sea el slogan de la futura campaña: “Eso es el cambio, eso es progreso, eso es avanzar”.

A pocos metros aplaudían los principales referentes de Hacemos por Córdoba, entre ellos el intendente de la capital, Martín Llaryora, llamado a ser quien intente la continuidad de 24 años de una gestión cordobesista a la que la oposición siente más cerca del fin que en las cinco citas electorales precedentes.

Con gestos opuestos, los referentes de los partidos de oposición abandonaron el recinto lamentando haber cumplido con sus propias expectativas: el gobernador omitió cuidadosamente aquellos aspectos señalados como críticos en la previa. Las autocríticas, otra vez, ausentes. Ni siquiera la constatación de que indicadores claves de la economía como la desocupación y la pobreza son superiores al promedio nacional abrieron tal posibilidad.

En materia de Salud, área del más álgido conflicto de la última etapa, sólo esbozó consignas generales sobre la necesidad de mayor oferta y las bondades de la nueva Maternidad inaugurada semanas atrás. 

Schiaretti también evitó referirse a la emergencia en materia de infraestructura. Antes bien, prometió la construcción de 8 nuevas escuelas orientadas a Nuevas Tecnologías y un programa para abastecer de internet a 600 mil estudiantes de nivel secundario, terciario y universitario.

En materia de seguridad, el anuncio no escapó a lo ya conocido: incorporación de vehículos, cámaras y chalecos antibalas. Ni una sola mención al funcionamiento de la Policía de Córdoba, mucho menos a la formación de los efectivos, tras un año con varias denuncias por abusos institucionales.

Tampoco hubo referencias a la abultada deuda que el tesoro provincial tiene con acreedores externos, estimada por la oposición en más de 400 mil millones de pesos, según la actual cotización del dólar.

Más detallada resultó la referencia a los programas de innovación científico técnica que posicionan a la provincia ante “la revolución tecnológica” ya en marcha.

El cierre fue pródigo en referencias a las transformaciones para “la provincia rebelde”. “El cambio que venimos haciendo todos estos años en Córdoba, es algo que está a la vista y ya nadie puede negar. Por eso les pido que sigamos juntos cambiando y transformando nuestra provincia”, arengó Schiaretti. 

Sin fechas oficiales para las elecciones de renovación de autoridades provinciales, una certeza recorrió el recinto de la Legislatura. Para el mandatario, la dinámica de las acciones en curso resulta más importante que cualquier evocación que aluda a un fin de ciclo. 

Es ese el ritmo con que espera liderar el camino que conduzca a Llaryora hacia el Panal. Es ese el ritmo con que seguirá machacando sobre el concepto de un país federal.