Yamila y Yanina, hijas de Héctor Corradini, el panadero asesinado la noche del 16 de noviembre de 1998 están conformes con la confirmación de la condena a cadena perpetua de su madre, Mercedes Segalá, y Víctor "Mandrake" Quinteros, responsables intelectual y materialmente, de forma respectiva, del crimen.

"En este momento estamos más tranquilas. Estamos agradecidas, porque ya después de veinte años empezamos a ver la justicia, hemos empezado una nueva etapa", expresó una de las hermanas a Canal 10.

Sin embargo, recuerdan que la investigación debe seguir, porque el arma salió del precinto 36 y volvió a entrar a él después del asesinato, y porque hubo desvíos de la investigación, según dicen, por parte de la fiscal Sánchez.

Por lo demás, se las ve emocionalmente recuperadas. Consultadas con respecto al sentimiento hacia su madre, una de ellas fue categórica al decir que para ella, "mi mamá es mi abuela paterna. Para mí una mamá es la que te aconseja, la que te apoya y acompaña. Eso es la familia y queremos eso para el resto de nuestras vidas".

"Yo creía en la inocencia de mi mamá", recordó Yanina. "Para mí mi mamá era inocente, pero después me di cuenta que, cuando murió mi papá, a los pocos días yo lo vi a Mandrake Quinteros a la vuelta de mi casa, le digo a mi mamá y dijo que no dijera nada", y tras pasar otras situaciones similares en la rueda de reconocimiento, llegó a la conclusión de que se estaba equivocando "terriblemente".

Y agregó que durante el proceso estuvieron acompañadas terapeúticamente y por su familia, y que hoy pueden, finalmente, estar tranquilas. "Nosotras estamos en un momento de paz, y queremos seguir con este momento de paz. Queremos ir tranquilas en algún momento y decirle a mi papá: acá tenés este ramo de flores, descansá en paz", concluyó Yanina.