Con la publicación de Una historia del conurbano Pedro Saborido conforma, quizá sin haber tenido la intención de hacerlo, una trilogía. Al igual que las anteriores historias sobre fútbol y peronismo, editadas también por Planeta, estos textos dan cuenta de una obsesión por la observación, la deconstrucción de lo cotidiano, el delirio que puede explotar cuando situaciones del paisaje son corridas un ápice. 

En términos formales, la estructura habilita distintos tonos al interior de cada texto, la anécdota y el absurdo disparan la construcción de una serie donde se sintetizan audacias y vicisitudes de habitar el margen, el borde, la potente experiencia conurbana más allá de la General Paz y del arroyo Matanza-Riachuelo.

Tours de europeos en pleno conurbano a la búsqueda de las escenas más desopilantes compuestas por enanos de jardín y disidencias. El desmayo que sufre el ciudadano sueco cuando ve, en una casa de Lomas de Zamora, la réplica exacta de la escena de la ducha de Psicosis, la película de Hitchcock.
Tours de europeos en pleno conurbano a la búsqueda de las escenas más desopilantes compuestas por enanos de jardín y disidencias. El desmayo que sufre el ciudadano sueco cuando ve, en una casa de Lomas de Zamora, la réplica exacta de la escena de la ducha de Psicosis, la película de Hitchcock.

Peronismo y conurbano. Dos significantes vacíos, porque lo contienen todo. Un abanico de conflictos internos -¿una irresolución perpetua?-, posibilidades e interpretaciones que se excluyen unas de otras.

No es casual que Saborido aborde estos universos: forman parte de su identidad y sus posiciones dentro del campo ideológico/cultural. Buena parte de los personajes que diseña responden a esas dialécticas. Recordamos aquí a Jesús de Laferrere y su lluvia de papas. O Los oportunistas del conurbano, la banda de cumbia que corre detrás de cada fiebre mediática. La comicidad de muchos de estos relatos es irresistible, precisamente porque hablan de nuestras aspiraciones. 

Desde Colegiales, donde actualmente vive, el escritor dialoga con Cba24n.com.ar.

- ¿Cuánto peronismo hay en el conurbano? ¿Cuánto conurbano en la larga historia del peronismo? Resulta tautológico. Lo cierto es que representa un espacio siempre en disputa.

Saborido- El conurbano aparece siempre como el lugar donde el peronismo puede ganar o perder algún distrito, pero nunca en su totalidad. Como si fuera ese lugar donde realmente vive. O por lo menos es el que CABA ve, distingue. Peronismo hay en todo el país, con más o menos suerte. Sin embargo, el nacimiento del peronismo no se relaciona con cualquier lugar del país: son las masas del conurbano entrando a la Capital. Obvio que había gente peronista que vivía en CABA. Pero la aventura es de los que cruzaron el Riachuelo. De ahí se construye entonces al conurbano como ese lugar donde el capitalismo no reparte del todo bien, entonces debe intervenir el peronismo para ver cómo se administra ese choque entre la civilización y la barbarie que define gran parte del conurbano.

-Siempre hay un conurbano más allá de todo conurbano. Lo vemos en Córdoba y en cada metrópoli latinoamericana. ¿Crees que salpicarse un poco con barro enriquece, le da una perspectiva irremplazable a nuestra existencia? ¿Qué es lo intransferible de la experiencia conurbana?

Saborido- El barro puede estar también en La Boca. Y como dice Discépolo, mejor que tener el mérito de criarse en el barro, es que todos podamos disfrutar del asfalto. El que pase por allí por decisión o por fortuna demográfica, seguramente tendrá algo que otros no tienen. Ahora: no es necesariamente bueno. Las zanjas y el barro también hacen cosas feas en la vida de la gente, más allá de funcionar como un “entrenamiento” para lucir curricularmente. El barro y la zanja son ante todo injusticia social, no lugares para justificar algunos méritos que puedan nacer de habitarlos. Preferible buscar que esos méritos se trabajen en lugares bellos y habitables. 

-Existe una construcción de sentido, exitosa hay que decir, que consiste en atribuir a conceptos como ideología, política o militancia una connotación únicamente negativa, siempre peyorativa. Lo mismo sucede con el término conurbano, al menos desde la esfera mediática. ¿Cómo contrarrestar, desde los márgenes, semejante prensa?

Saborido- Lo óptimo sería ver un poco con los propios ojos y no estar todo el tiempo dejando que la realidad te la cuenten. Hay libertad de expresión, así que cualquier medio puede decirte lo que se le canta. Más apasionante siempre es una noticia violenta o negativa. Mostrar el conurbano sólo cuando matan a alguien. Obvio que sucede. El tema es que todas las cosas buenas que ocurren no se muestran. Las noticias son parte del mundo del entretenimiento también. O por lo menos, muchas de esas noticias, así se consumen. 

Pedro Saborido: “Menem fue el peronista ideal para desactivar el peronismo”

Más apasionante siempre es una noticia violenta o negativa. Mostrar el conurbano sólo cuando matan a alguien. El tema es que todas las cosas buenas que ocurren no se muestran.

- El humor -la ironía, el sarcasmo, la agudeza, el ingenio y tantas variantes- produce la disolución de las inhibiciones, la caída de la autoridad del otro que muchas veces aplasta y censura, canoniza. He allí su dimensión política. Cifrado de esta manera, el humor puede transformarse en un arma espléndida.

Saborido- Sí. Pero el humor es humor. Es una parte de la cosa. Acompaña soluciones. Suaviza problemas. No los resuelve. Hay que tener cuidado con la idea del humor como algo fundamental, superior, implacable. Muchas veces el humor es la impotencia de no poder cambiar algo. Entonces soportarlo con humor. Con humor se soporta y se acompaña. No se soluciona. 

- Diego como síntesis del conurbano, con todas las miserias y exuberancias, vulnerabilidades. En el pasado veinte veinte, año irrepetible, lo único inconcebible, realmente increíble, quizá sea la muerte de Maradona. ¿Cuánto, si es que lo hizo, te afectó esta pérdida?

Saborido- Lo de Maradona es como alguien de la familia. Por ahí medio lejano para algunos, más cercano para otros. Es un pedazo de realidad que no vas a tener más. Es como acostumbrarte a que no esté más la luna: no la mirás todo el tiempo, no estás pendiente de ella. Pero sabes que está ahí. Para mí Maradona es lo mismo.    

- Se especuló mucho, a medida que la pandemia evolucionaba, acerca de cómo podía repercutir el mismo fenómeno tanto en la CABA como en el AMBA. ¿Cómo ves el panorama? ¿Las distintas brechas preexistentes se han profundizado, agudizado, se han vuelto más elásticas en algún u otro sentido?

Saborido- Lo que sé del conurbano es que no explotó. Obvio que se sufre, que para el que padeció una pérdida no le importa la estadística. Y claro, que cuando pasan estas cosas, aparece la realidad en equilibrio del conurbano. Pero es claro que en los municipios, los movimientos sociales, la gobernación, los sindicatos, organizaciones religiosas, escuelas, todos colaboraron para que se pueda pasar el momento de la mejor manera posible. Hubo mucho esfuerzo y mucha solidaridad para enfrentar el problema.

Podría decirse que Menem hizo al peronismo confiable, para que otro peronismo pudiera llegar aprovechando el factor sorpresa y contradecir así todo lo que se había hecho en esa gran presidencia espectáculo.

- A lo largo de este intercambio se ha repetido la palabra peronismo. Un amplio espectro de la cultura y la política está haciendo una crítica profunda y enérgica a la matriz ideológica (la ideología inscrita en el fin de las ideologías) y económica de los noventa; también a la moral que el modelo neoliberal propiciaba. No puedo dejar de pedirte un párrafo, una mirada inmediata tras la muerte de Carlos Saúl Menem. 

- El peronismo, en su desfachatez, necesita hasta faltarse el respeto... y esto parece que fue lo que hizo Menem. Deshacer muchísimas cosas que había hecho el peronismo. El neoliberalismo pudo entender en ese momento que, para ir contra el peronismo, no había algo mejor que otro peronismo. El de Menem. Un peronista ideal para desactivar el peronismo. Sugestivamente, en ese festival de deslealtades doctrinarias, políticas y simbólicas, dejaba dos frases inquietantes: “Se quejan los que se quedaron en el 45” y “Perón hubiese hecho lo mismo”. En tanto, cuando ya se asumía un peronismo neoliberal y adaptado al fin de la historia, surgía nuevamente una versión inquietante. Podría decirse que Menem hizo al peronismo confiable, para que otro peronismo pudiera llegar aprovechando el factor sorpresa y contradecir así todo lo que se había hecho en esa gran presidencia espectáculo.

Menemóvil, 1988. El candidato recorre todas las ciudades y pueblos del país durante la campaña presidencial. El de Menem, un viaje por la historia argentina intenso y repleto de contradicciones. De la nada misma a detentar un poder enorme -exclusivo- durante más de una década.
Menemóvil, 1988. El candidato recorre todas las ciudades y pueblos del país durante la campaña presidencial. El de Menem, un viaje por la historia argentina intenso y repleto de contradicciones. De la nada misma a detentar un poder enorme -exclusivo- durante más de una década.