Desde la llegada de Raúl Alfonsín al poder, en 1983, con los comicios desarrollados aquel 30 de octubre, que el porcentaje de participación de los argentinos y naturalizados en las urnas no tiene un número tan alto.

En aquella ocasión, votó el 85,6 por ciento de los ciudadanos habilitados, contabilizando 15.350.000 sufragios.

El retorno de la democracia, tras la sangrienta dictadura cívico-militar extendida durante más de siete años, generó la necesidad de participación.

El número no volvió a repetirse, aunque se pareció en 1989 (85,3%, con la primera victoria de Carlos Menem), fue menor en el ‘95 (82,1) y 1999 (82,3%), y sólo rompió en este siglo la marca del 80 por ciento en las elecciones de 2011.

En el medio, la de 2003 fue la más baja histórica (concurrió apenas el 73% de los habilitados).

Hubo un pedido reiterado del presidente Mauricio Macri para hacer subir el 76,4% de las elecciones primarias.

El 11 de agosto se contabilizaron 24.660.382 boletas.

Con la aspiración de acercarse al retorno democrático, serán necesarias más de dos millones y medio de personas más.

Qué nivel de participación tuvieron las elecciones presidenciales desde 1983