Sentipensamientos: ¡Ojo con la continuidad!
Como todas las semanas, llegan “Las 24 de Manolo”. La columna del periodista Manolo Lafuente, en líneas.
------------------ publicidad ------------------
Por Manolo Lafuente
Tantas veces el arte se ha adelantado a la realidad, que hasta se podría suponer
que la crea. Cortázar escribió su relato más breve, “Continuidad de los parques”
en 1964 cuando se podría decir que el mote de gorila no le sentaba tan mal, y el
de marxista aún no pintaba.
Una sinopsis no puede sino ser injusta, pero si es buena quizás pueda conservar
algo del espíritu del total. El lector-hembra (según Julio) es pasivo. Y apoltronado
en su sofá, lejos del mundanal ruido no quiere problemas sino soluciones; menos
“falsos” problemas ajenos que le permiten sufrir sin comprometerse en el drama
que también debería ser suyo. Al final del cuento, el drama de los personajes con
los que no quiere comprometerse es notoriamente el suyo propio. Y termina
siendo víctima fatal de lo que tanto se quería distanciar. Asesinado por la realidad.
Marcelo Figueras lo trae a estos días, con su interpretación en “El cohete a la
Luna”, “lo que hace Cortázar es recordar que es (un) acto de evasión en que
incurrimos todos los lectores y los espectadores –sumirnos en una trama acotada,
controlada por el /la autor/a- nunca borra del todo la trama real en la que estamos
inmersos y vemos, de la que no necesariamente somos el héroe o la heroína.
Pero estoy seguro que todo esto lo considera Córtazar mientras escribía.”
Y finalmente o casi, Figueras remata "lo que no pudo preveer es que, ya
arrancado el siglo XXI que no llegó a pisar, viviríamos en sociedades tan inmersas
en relatos que la tecnología vuelve persuasivos – políticos, sociales, culturales,
que terminaríamos confundiendo lo ficticio con lo real".
Verne no escribió el ARA San Juan: veinte mil mentiras de viajes submarinos.
La Gendarmería no puede educar, sino educarse: no matarás.
Algunos parques (verdes sólo de milicos) no debieran tener continuidad.