Todos lo hemos visto en algún momento: cuando un trabajador ingresa a un nuevo puesto de trabajo, en general llega con todo el impulso para trabajar, proponer, innovar y aportar desde su lugar. Pero después del primer año, año y medio, esta energía suele disiparse.

El impulso inicial al igual que las motivaciones, van decreciendo a medida que la rutina laboral se va asentando. Una vez que se llega a este punto, es importante comenzar a pensar en distintas estrategias que permitan que los trabajadores no se sientan estancados, que puedan sentirse a gusto en su lugar de trabajo, y por sobre todas las cosas, que sus tareas puedan ser más productivas.

Las empresas tienen distintas formas de promocionar los mejores hábitos dentro de su fuerza laboral. Una por ejemplo, es dar la posibilidad de poder progresar dentro de la estructura organizativa, abriendo la posibilidad de avanzar en la posición jerárquica. Otra, es incentivar los premios por productividad.

Pero estas alternativas, muy válidas, tienen como contracara que no pueden aplicarse a todo el personal. Estas opciones, en definitiva, servirán para destacar a quienes destaquen de la media sin preocuparse (y ocuparse) de la totalidad del personal. Por eso, es importante buscar otras alternativas que intenten impulsar por igual a todos los trabajadores. Para esto, se pueden promover las capacitaciones de empresas, que permiten que puedan involucrarse todos los trabajadores que requieran capacitarse.

Las capacitaciones de empresas permiten que de alguna forma, se pueda establecer un nuevo diálogo con ese trabajador o esos trabajadores que se sienten desanimados en el ámbito laboral o que se comienzan a aburrir cada vez más dentro de su tarea. Cuando se pierde la brújula sobre por qué se hace lo que se hace y solo se limita a reproducir una tarea, la problematización y la búsqueda de soluciones puede ser un aire fresco que revitalice a toda la planta de personal.

Por esto mismo, una formación constante puede verse como una manera de mantener intelectualmente activos a todos aquellos que de alguna manera, podrían ayudar a innovar los procesos. También, las capacitaciones de empresas pueden ser un incentivo para quienes tengan un perfil intelectual o curioso, o aquellos que necesitan salir de la zona de confort probando cosas nuevas. Por último, son muy prácticas para quienes ven la necesidad de aggiornarse y formarse y solo pueden encontrar la oportunidad de hacerlo dentro de su jornada laboral.

Pero sobre todo, su mayor utilidad se demuestra cuando hemos detectado un estado crítico o una baja en la productividad. En estos casos, las capacitaciones de empresas pueden ayudar a resolver problemas en los procesos productivos de arrastre de años y corregir aspectos de la cultura de trabajo que detienen la productividad.

El impacto generalmente se puede ver en el mediano y largo plazo, y su resultado es mejor si las capacitaciones se convierten en la rutina y parte de la vida de cualquier organización. Por eso es tan importante que las empresas dediquen el tiempo y el dinero necesario en las capacitaciones de empresas.

¿Cuándo se deben pensar en desarrollar un plan de capacitaciones de
empresas?

Como hemos planteado, las capacitaciones de empresas se presentan como una gran alternativa para incentivar a quienes se sienten, por así decirlo, desencantados. Pero debemos saber que no siempre se trata solo de identificar a esos trabajadores individualmente, sino que hay que indagar más profundamente y buscar cuáles son las razones que llevan a esta realidad.

Para comenzar por algún punto, podemos detectar que hace falta alguna capacitación de empresa cuando identificamos u observamos las siguientes señales:

     1. Un desconocimiento sobre nuevas herramientas de trabajo

Toda empresa que quiera adaptarse a los tiempos que corren debe incorporar nuevas tecnologías y herramientas. Y estas incorporaciones no siempre van a impactar de forma positiva sobre el personal. Muchas veces, si no hay una capacitación acorde, veremos poca adherencia y resistencia a incorporar estas nuevas herramientas. Esto también ocurre cuando tenemos rotación de personal, ya sea porque es nuevo, ya sea porque hay una rotación en sus lugares de trabajo. En un momento en el que los cambios son tan rápidos, es necesario prestar especial atención a estas situaciones.

     2. Nuevos marcos legales

También puede pasar que cuando se renuevan los marcos legales en los cuales se maneja una organización, suceda que haya un desconocimiento generalizado de parte de los trabajadores sobre esas novedades. En estas situaciones, una empresa está obligada a informar dichos cambios, por lo que nuevamente necesitaremos de una capacitación que permita acercar estas nuevas normas para que puedan ser adquiridas.

     3. Poca claridad sobre los objetivos de la empresa

Muchas veces puede suceder que el problema de la desorganización y poca productividad del trabajo se deba a que no hay una visión compartida sobre lo que la empresa se propone, faltando claridad en los objetivos de corto, mediano y/o largo plazo.

Estas razones son las que decantan o impactan muchas veces en un bajo desempeño del personal. Y por eso, las capacitaciones tienen siempre como objetivo atacar a la baja de la productividad. Pero una capacitación no se trata de buscar algún conocimiento “enlatado” que nos salve del problema.

Cada empresa debe hacer una primera investigación sobre cuál es el problema que afecta a la
producción. Una capacitación debe tratar de abordar este problema, planteando el cómo se debe hacer ese abordaje, y quienes son los destinatarios para poder adaptar el conocimiento según las propias características de los empleados que deban capacitarse.

Los planes de capacitación de empresas no son fortuitos ni al azar. Requieren de una buena planificación y una comprensión profunda de los problemas y del recurso humano con el cual
debemos lidiar. Un plan de capacitación de empresas bien pensado no solo puede mejorar el rendimiento de la productividad. Puede permitir dejar bien clara la dirección que propone la empresa y fortalecer aspectos como el trabajo en equipo, la innovación y las buenas ambiciones que tengan los mismos trabajadores dentro de una organización.