Para el filósofo Darío Sztajnszrajber es necesario replantearse una representación del futuro que no presentaría grandes cambios tras la pandemia del coronavirus.

"El después ya es hoy. Todavía tenemos una representación imaginaria, que estaría buenísimo comenzar a dejar de lado, que tiene que ver con pensar que esto va a terminar y que vamos a volver como si no hubiese pasado nada a febrero de este año. Esta idea de que esto fue como un insert, que esto va a terminar en algún momento, es lo que tenemos que desarmar", señaló en diálogo con Canal 10.

En tal dirección, el pensador platense destacó que "la llamada nueva normalidad ya está sucediendo y muchas de las prácticas, de las formas que hoy están presentes en nuestra vida van a ser incorporadas, vamos a ver de qué manera, en lo que sigue".

Pese a que la ausencia de certezas genera una incertidumbre que deriva en angustia, el también docente destacó que se pueden sacar experiencias valiosas del tiempo que se vive.

"Hasta qué punto está que sucediendo también nos permite ir a fondo con ciertas formas a las que estábamos acostumbrados... Al mismo tiempo de todo lo negativo, bienvenido el cimbronazo para repensar a fondo", indicó. 

"Es una oportunidad de repensar hasta qué punto esos proyectos que teníamos para este año eran una expresión acabada de nuestro deseo. Hasta qué punto hacíamos cosas por vocación o porque no teníamos otra cosa o porque no podíamos salirnos de cierto sentido común que nos rige. Tal vez esta situación nos permita replantearnos por dónde pasan los vínculos, lo vocacional, cuánto le ponemos a las cosas. Si ningún proyecto se pudo cumplir, replanteémonos cuáles son nuestros proyectos. Probablemente encontremos algo nuevo", amplió.

Según ha manifestado en distintas entrevistas, el principal aspecto a cuidar en la postpandemia será la forma en que se desplegarán los vínculos sociales.

"En algún momento la pandemia va a terminar desde el punto de vista médico, pero el confinamiento va a continuar. No como una medida legal, sino en términos simbólicos. Me preocupa que vaya a quedar impregnada en nuestra subjetividad la idea de que el otro se convierta en un agente permanente de contagio. Si ya de antes el vínculo con el otro era problemático, porque nos costaba esa apertura, imaginen ahora. Siempre vas a estar con desconfianza, con el barbijo adelante, pensando que el otro es una amenaza. ", destacó.

"Obvio que el otro te puede contagiar, pero en términos de vínculo social tenemos un problema. Vamos a tener que redoblar esfuerzo para trabajar la deconstrucción de esos miedos. Si no hiciésemos eso el futuro de nuestra sociedad será absolutamente atomizado. Vamos a estar todo el tiempo en una especie de espíritu policíaco, de vigilancia, pensando que cualquier otro es una amenaza o un peligro constante. Ahí se termina lo más rico, lo más bello, lo más justo que tiene una sociedad que es el lazo social", amplió.

Sztajnszrajber vincula ese espíritu de delación con una narrativa que toma términos y conceptos de la jerga militar para explicar las acciones contra un virus presentado como "invisible".

"Todo el lenguaje inmunológico es militar. Hablamos de sistemas de defensa, de un enemigo que nos invade. La elección de la metáfora del enemigo invisible puede ser muy pedagógica y comprensible, pero no es una metáfora inocente. En nuestro país, en nombre de esa idea se generaron exterminios de todo tipo. Pensemos en términos ideológicos: se habla del enemigo invisible como aquel que viene a generar una disrupción con los valores de la supuesta argentinidad. A mí me preocupa esa metáfora. Tiene otras derivaciones", sentenció.