Las denuncias por delitos informáticos se incrementaron más del 250 por ciento en el primer cuatrimestre del año en curso. Así lo indica un relevamiento, con cotejo interanual, realizado por la Fiscalía de instrucción especializada en Cibercrimen de la provincia de Córdoba.

Según dicho relevamiento, desde el mes de enero la cantidad de presentaciones formuladas por víctimas supera las 40 mensuales, con una curva aún en pleno ascenso y marcado crecimiento respecto del 2020.

Se trata de denuncias formalmente concretadas en la Unidad Judicial de Delitos Económicos. Existen más casos, aproximadamente una decena por mes, que se reportan en otras dependencias del Ministerio Público Fiscal. No se incluyen, claro está, aquellos en los que las victimas optaron por no iniciar acción alguna. Por ende, el panorama ante este tipo de hechos es aún más preocupante.

Entre los delitos informáticos denunciados sobresalen aquellos vinculados a la denominada  "ingeniería social", variantes modernas del denominado "cuento del tío".

Las denuncias sobre fraudes cometidos mediante cuentas apócrifas de entidades bancarias se incrementaron más del 700 por ciento respecto del 2020. Se trata principalmente de engaños que prosiguen a un contacto desde perfiles que simulan representar a bancos o financieras.

"Esos fraudes son los que más crecieron, por lejos. Mayormente son perfiles falsos. Los delincuentes se contactan con sus víctimas, que confían en la veracidad de la acción y terminan brindando los datos de sus cuentas de home banking. Hasta terminan comunicándose por Whatsapp.", precisa Franco Pilnik, fiscal contra el cibercrimen.

Las mencionadas estafas han dejado de lado al delito informático más común: el phishing mediante enlaces maliciosos enviados por correo electrónico o sistemas de mensajería. Engañifas crediticias desplazaron a las falsas promesas de premios o descuentos especiales.

Más lejos aún quedan los ataques informáticos tipo ransomware (toman control de dispositivos o servidores para luego pedir rescate), modelo que se dirige principalmente a las empresas.

Pandemia y seguridad

Buena parte del crecimiento en las denuncias por delitos debe interpretarse en el contexto de pandemia que se vive desde marzo del pasado año.

Ante las distintas medidas de restricción a la circulación impuestas en todo el mundo innumerables actividades debieron resolverse por vías digitales. Muchas tomaron nuevo impulso, como el trabajo administrativo y las operaciones comerciales. Otras consolidaron una tendencia de años, como las operaciones financieras, bancarias, cobros y pagos por plataformas digitales.

Delincuentes con habilidades informáticas se toparon con una escena inmejorable. Millones de ciudadanos se volcaron a entornos digitales sin los conocimientos básicos, especialmente en lo que refiere a privacidad de datos. Miles de empresas apresuraron procesos de digitalización, muchas veces omitiendo la necesaria seguridad informática.

Estas falencias resultan especialmente serias para entidades bancarias y financieras, que han debido afrontar ataques con gravosas consecuencias. Correlativamente, millones de usuarios fueron estafados en todo el mundo.

Difícil resulta tomar una dimensión monetaria de los ataques. Las empresas suelen ocultar información dada la pérdida de reputación que supone la vulnerabilidad a los delincuentes. Muchas víctimas prefieren evitar la denuncia para no exponerse ante el fisco. Las operaciones de pago en el mercado negro evitan pistas.

"Las denuncias por estafas bancarias crecieron en un 3.000% en la Argentina durante el 2020 y el 28% de los argentinos recibió una estafa bancaria a través de correo electrónico", estima el colectivo Odila.

Bancos al banquillo

Las responsabilidades ante los crímenes informáticos son concurrentes. A la mencionada carencia de capacitación digital se añade la laxitud de las redes sociales para controlar la autenticidad de cuentas que simulan pertenecer a un organismo, público o privado, que opera con datos personales.

Sin embargo especialistas apuntan también a la gran responsabilidad que cabe a los propios bancos, cuya inversión en materia de seguridad informática es exigua. Sobre todo en países como Argentina, donde manejan márgenes de ganancia extraordinarios. Por ende, entienden, deben afrontar mayores responsabilidades.

Desde Odila llevan adelante una campaña para que bancos y entidades financieras adopten medidas de seguridad para "dificultar las maniobras engañosas de los delincuentes y, en consecuencia, sumar seguridad para los ciudadanos".

Dichas medidas apuntan a una mejora en la detección de accesos sospechosos y de operaciones sospechosas, la generación de un centro de atención exclusivo para estos incidentes y la cooperación, junto al suministro de la información técnica necesaria, con aquellos clientes estafados.

"Consideramos que las medidas sugeridas son razonables y realizables, por lo que invitamos al Banco Central de la República Argentina (BCRA) o cualquier organismo público que tenga interés en cooperar, a tomar en consideración y regular la inclusión de las mismas. Así se busca generar la obligación legal de adoptar algunas de estas medidas por parte de resto de las entidades bancarias y financieras", añade el colectivo.

"Si bien el BCRA ha publicado una serie de recomendaciones para prevenir estafas virtuales, las mismas no dejan de ser una formalidad con expresiones de deseo, que distan de la comprensión de un usuario normal. Si existiera una verdadera búsqueda de prevención, deberían generarse campañas de concientización a nivel masivo. Por eso buscamos la capacitación de los usuarios finales y hacemos foco en la responsabilidad de las propias entidades bancarias al momento de la implementación y control de medidas de seguridad", remarca.

Recomendaciones

Finalmente, vale recordar algunos consejos básicos para evitar caer en estas maniobras delictivas o bien para actuar en caso de engaño.

- Nunca brindar información sobre las cuentas, ni telefónicamente, ni a través de Whastapp o redes sociales.
- Nunca ir a un cajero automático por indicación de una persona que promete algún premio o beneficio.
- No borrar conversaciones, llamadas o cualquier elemento que podría ser de interés para la investigación.
- Anotar de forma cronológica todo lo sucedido.
- Realizar la denuncia en la fiscalía más cercana, aportando toda la información posible.
- Comunicarse con el banco, reportando el caso y aportando toda la información posible.
- Recordar que las entidades financieras nunca solicitan datos personales por ningún medio de comunicación.

En Córdoba las víctimas de ciberdelito pueden realizar la denuncia en la web de la Fiscalía General de Córdoba.
También comunicarse con la Unidad Judicial de Delitos Económicos a los teléfonos (0351)-4332640/4481000/4481600, internos 34481 y 34482.