Que las Malvinas son argentinas no hay ninguna duda. Que nos pertenecen desde hace 202 años, momento en que flameó por primera vez nuestra bandera, tampoco. Ahora, ¿sabemos quién fue el responsable de la proeza?

Época de batallas campales y ausencia total de diplomacia, en 1820 Argentina tenía gobierno patrio, independencia, territorio y bandera, pero un gran caos. Atacaban de afuera y los de adentro no se ponían de acuerdo en prácticamente nada. O bien, en una sola cosa: contratar a un pirata con experiencia para proteger los mares y las islas que por plataforma continental le pertenecían al país. 

Ahí es cuando aparece nuestro hombre: David Jewett, un yanki nacido Connecticut cuando Estados Unidos era una colonia británica. Marino de la flota estadounidense y corsario de espíritu, se había alejado de su país cansado de ciertas batallas que, sentía, no le pertenecían. 

Así fue que navegó hacia los mares del Sur y tocó la puerta en las desconocidas Provincias Unidas del Río de la Plata allá por 1815 y se puso a disposición de las autoridades de esta parte del continente. El Directorio, máxima autoridad nacional con Álvarez Thomas a la cabeza, le guiñó un ojo en señal de aprobación y lo nombró Sargento mayor. ¿Por qué razón? Había que ponerle un freno a los buques españoles e ingleses que desbastaban los mares patrios. Para eso hacía falta un pirata de raza. Un pirata de raza que estableciera límites, ya sea por el bien, ya sea por el mal.

la Fragata Heroína, comandada por David Jewett
la Fragata Heroína, comandada por David Jewett

David, el de Connecticut, se sabía un señor del mar y comenzó a marcar el territorio de la nación sobre las aguas infinitas. Y a impedir lo que los foráneos pretendían llevarse. Hasta que en 1820, cinco años después de su llegada al país, el gobierno le pidió bajar bien al Sur. ¿Cuál era la razón? Miles de focas y cientos de ballenas eran depredadas por ingleses y españoles en las islas olvidadas que no tenían población ni un rancho donde dormir.

David, de alma corsaria, no dudó un segundo. A bordo de la fragata Heroína comenzó su viaje rumbo a las islas heladas. En el camino, como buen pirata, se quedó con la fragata Carlota, robada a los portugueses. Y a fines de octubre de 1820, finalmente arribó a las Malvinas, donde no había ni un catre donde descansar pero sí varios hombres a los que enfrentar. 

Pero antes de dar pelea, David escribió un comunicado en los dos idiomas que manejaba: el castellano y el inglés. Allí informaba que tomaba posesión de las islas en nombre del país "al que naturalmente pertenecen". Acto seguido, el hombre de Connecticut izó la bandera argentina y por primera vez la enseña patria fue movida por los vientos de las Malvinas. Pasaron 202 años.

Más adelante, Jewett volvió a hacer de corsario sin patria. Brindó servicios a Brasil y se enamoró de la chilena Javiera Carrera, la mujer que bordó la bandera trasandina. David nació en Estados Unidos, pero su alma era de acá del Sur, bien latinoamericana y pirata.