Investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba descubrieron ADN de la bacteria del cólera en restos humanos encontrados en una fosa común del siglo XIX en Córdoba.

Con este estudio, Rodrigo Nores (biólogo), Alex Saka (bioquímico) y Darío Ramirez (antropólogo) incursionaron en la “paleomicrobiología”.

Según informó UNCiencia, la fosa común esá ubicada cerca del ex Centro Clandestino “Campo de la Ribera” y fue descubierta en 2011. Originalmente, se pensó que los restos eran víctimas de la última dictadura cívico-militar. Sin embargo, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó que la fosa tenía más de 100 años de antigüedad.

Gracias al estudio de los investigadores, confirmaron que los 13 restos humanos encontrados en la fosa pertenecen a personas que murieron por la pandemia de cólera, que azotó a Argentina entre 1886 y1887.

“Realizamos un estudio paleogenético tendiente a la detección de Vibrio cholerae a partir de trazas de ADN antiguo –conocido como ADNa– en muestras de sedimento recuperadas de la cavidad pélvica de cuatro de los individuos exhumados, los únicos que conservaban el hueso sacro”, relata Rodrigo Nores, director de la investigación radicada en el Instituto de Antropología de Córdoba (Idacor, UNC/Conicet).

Cuando una persona muere, los restos contenidos en los intestinos caen sobre los huesos de la cavidad pélvica, razón por la cual se considera posible la detección de microorganismos de circulación gastrointestinal en los sedimentos depositados en los orificios del hueso sacro.

Para ello utilizaron una técnica muy sensible denominada PCR –Reacción en Cadena de la Polimerasa, por sus siglas en inglés–, que permite generar millones de copias de un fragmento de ADN de interés (amplificación) para facilitar su posterior visualización mediante otra técnica conocida como electroforesis en gel, según explica Alex Saka, investigador del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (Facultad de Ciencias Químicas – UNC/Conicet).

Luego, las muestras fueron enviadas a Corea del Sur para su secuenciamiento. De esta manera se confirmó que al menos uno de los restos tenía la bacteria de cólera.