La sesión de hoy que se celebró en el Teatro del Libertador San Martín fue presidida por Gonzalo Celorio, director de la Academia Mexicana de la Lengua y moderada por la secretaria de la Real Academia Española, Aurora Egido. Además participaron el hispanista Trevor Dadson; la magistrada española María Teresa Fernández de la Vega; el presidente de la Academia Argentina de Letras, José Luis Moure, y la escritora argentina Luisa Valenzuela.

La secretaria de la RAE, Aurora Egido, enfocó su intervención desde «un planteamiento histórico de la universalidad del español, con el fin de situar desde el pasado los actuales problemas de la globalización lingüística». La académica se referió «a una lengua que hace ya varios siglos circunnavegó el mundo», y explicó «la relación del español con otras lenguas, partiendo de la Relación del primer viaje alrededor del mundo de Antonio Pigafetta y de la Conquista de las islas Malucas, de Bartolomé Leonardo de Argensola». También mencionó documentos relativos a América y a las Islas Oceánicas, referidos a «diccionarios bilingües y trilingües del Siglo de Oro elaborados por las órdenes religiosas, en los que el español se cruzó con el chino y el dialecto hakka».

Para concluir su intercesión, luego de referirse a las antiguas relaciones de España y América con China y Japón, Aurora Egido, terminó hablando de «la riqueza del plurilingüismo, y de una lengua como la española, que ha sido y es capaz de aunar a lo largo de su historia lo uno con lo diverso».

Por su parte, José Luis Moure explicó: «En verdad, no solo para un especialista, sino para cualquier observador interesado, es innegable la existencia de una enorme variedad dialectal en el territorio hispanohablante. […] No obstante, todo el mundo hispanohablante tiene conciencia absoluta de compartir la misma lengua, llámela, según el escrúpulo dialectológico o el grado de susceptibilidad ideológica, castellano o español».

El director de la AAL terminó su intervención con una pregunta: «Si, como parece, debemos aceptar que no existe contradicción en la ecuación “unidad en la variedad”, cabe que nos preguntemos ¿qué principio o principios pueden orientar la acción normativa frente a la realidad de una lengua que es compartida, pero policéntrica?». En su opinión, como ya dijo Luis Fernando Lara, «las normas prescriptivas académicas suelen ser aceptadas por todos los hispanohablantes porque su ámbito de aplicación es la lengua literaria, que viene siendo cultivada desde Alfonso el Sabio, y que a través de la educación ha conformado nuestra idea de la corrección».

María Teresa Fernández de la Vega dedicó su participación a la «enriquecedora simbiosis que siempre ha existido entre derecho y lenguaje». La presidenta del Consejo de Estado recordó a este propósito que los fundadores de la RAE, redactores del primer diccionario académico, el Diccionario de autoridades, eran muchos de ellos juristas y estaban «preocupados por el adecuado manejo del lenguaje jurídico».

El hispanista Trevor Dadson, por su parte expuso algunas de las condiciones actuales del español como segunda lengua y como lengua científica y del terreno del español y la traducción. El investigador se refirió a «la presión académica española a publicar en inglés si se quiere publicar en revistas de prestigio internacional». También ha señalado, a pesar del auge del español en el Reino Unido, que «en general se traduce más al español que del español a otras lenguas».

La escritora Luisa Valenzuela, fue la encargada del cierre del acto, y habló de la «compleja riqueza de lo universal», aclarando que «universal no significa uniforme». Nuestra lengua, explicó, es «un líquido amniótico común en el que nadamos cada quién con su propio estilo y velocidad».