En octubre de 2018 asaltaron una vinería en el barrio Villa Allende Parque. En la búsqueda de los culpables, la Policía arribó al domicilio de Jonathan Villareal, a quien, después de golpearlo, se lo llevaron detenido.

Sin embargo, el pasado lunes 23 de septiembre Jonathan fue sobreseído y quedó en libertad. Había estado preso durante once meses, nueve de ellos en Bouwer, y no era culpable de nada.

El joven recuerda el día que fue detenido con agustia y con el peso de las injusticias que vivió. "Cuando volví a mi casa le estaban pegando a mi hermanito. Me quise meter para sacarlo a uno y ahí me agarraron a patadas todos", cuenta, en relación a los policías que lo detuvieron.

Al parecer, los efectivos llegaron a su casa siguiendo los pasos un iPhone, que también había sido robado, pero que en realidad estaba en casa de una vecina. La detención se efectuó cuando los dueños de la vinería asaltada reconocieron a Jonathan como uno de los culpables.

"Fue la palabra de ellos contra la mía... y se ve que les valió la de ellos", lamenta el damnificado. Durante el período en que estuvo detenido sin justificación, Jonathan perdió su trabajo y no pudo presenciar el nacimiento de su hija.

"Pasé un montón de cosas feas", confiesa. Por ejemplo, entre otras experiencias que no quiso o pudo compartir, su compañero de pieza en la cárcel se mató. "Perdí todo", concluye. Afortunadamente, lo llamaron de su anterior trabajo para que vuelva, ya que "saben que no hace nada", dado que trabaja hace muchos años allí. Pero el dolor de esos once meses no los podrá olvidar fácilmente.

"Con mi hija, ahora, a darle el tiempo que perdimos".