Un estudio elaborado por la Cámara Eólica Argentina (CEA) repasa los logros del sector eólico y el rol preponderante que tendrá dentro del sector eléctrico en los desafíos que presenta el cambio climático. El informe completo se presentará en un webinar organizado por la CEA el próximo 16 de septiembre.

El reporte indica que en estos últimos años el desarrollo de la industria eólica, además de dejar capacidad instalada generó alrededor 2.300 empleos cada 1.000 megawatts hora adicionales de potencia instalada.
Todo esto permitió aumentar la oferta eléctrica en un 10% de generación y garantizar la seguridad energética, inclusive en el contexto de la sequía que condiciona al país.

Argentina se comprometió a mantener constantes sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) hasta el 2030. Esto implicó una mejora de la contribución nacional del 26% con relación a la anterior y presupone que el crecimiento de la demanda eléctrica será abastecido instalando generación libre de emisiones.

La incorporación de energías alternativas permitirá limitar las emisión de GEI de nuestro país. Gráfica: CEA
La incorporación de energías alternativas permitirá limitar las emisión de GEI de nuestro país. Gráfica: CEA

Es que casi la mitad de los GEI emitidos por el país son producto de la generación eléctrica y por eso, si quieren mantenerse constantes las emisiones, el contexto de crecimiento esperado obligará a crecer en base a energías renovables.

Y esto se ve claramente en el reporte: la generación renovable explica el 87% de la reducción en las emisiones de GEI del sector, que se redujeron un 18% por GWh generado. El aumento de la participación renovable desde niveles insignificantes a más de 10% de la generación, cambió todas las variables relevantes de forma positiva.
La energía eólica explica el 75% de ese 10% de aumento en la generación de energía "verde".

CEA remarca que el sector eólico fue clave también para reducir las importaciones de gas, permitiendo ahorro de divisas estimados en U$S 800 millones. Pero tal vez lo más significativo sea que el aumento de la oferta eléctrica ha permitido también garantizar la seguridad energética inclusive durante la peor sequía que se tenga memoria. 

El aporte al empleo de la construcción de los parques eólicos y de la fabricación local de piezas, partes y componentes de los aerogeneradores ha sido considerable. Se estima que, aunque por ahora no se integra más que 20% de componentes nacionales, considerando la fabricación local de las torres y el ensamble de estructuras, bujes y componentes eléctricos suplementarios, se generan alrededor 2.300 empleos verdes cada 1,000 megawatts/hora adicionales de potencia.

El compromiso de Argentina con el Acuerdo de Paris requiere introducir al menos entre 750 MW a 1.500 MW anuales para cumplir la NDC en el primer caso y alinearse a una trayectoria de emisiones neutras a 2050 en el segundo.

La inversión para cumplir con estos compromisos oscila entre USD 9.500 millones a USD 19.000 millones que, a su vez, permitirán sustituir importaciones de entre USD 11.100 millones a USD 22.300 millones de gas importado o liberar el gas producido localmente para su exportación. 

Además, generaría un complejo industrial permanente con potencial exportador, con un piso de más de 3.000 empleos sostenidos anualmente y un impacto en la actividad local de entre USD 6.000 millones y USD 12.000 millones.

Pero no todas son rosas en la generación eólica: ocurre que, a diferencia de la disponibilidad lumínica, son muy pocas las áreas en dónde hay “viento garantizado”, especialmente a la hora en que se produce un pico de demanda. 
Por ese motivo, para calcular los ahorros y ventajas del sector, debería computarse el costo de la operación de centrales eléctricas de respaldo, que en Argentina son mayormente (63%) centrales de combustibles fósiles.