Miles de mujeres han compartido, y continúan compartiendo, fotos suyas en blanco y negro. Generalmente retratos del pasado. Siempre con el cuidado que requieren las prácticas de redes sociales.

La tendencia se ha repetido en cientos de países. Sin embargo no todas conocen la historia que da origen al nuevo fenómeno viral.

Los análisis remiten directamente a julio del año 2019, cuando cientos de mujeres turcas emplearon las redes sociales para protestar por el femicidio de Pinar Gültekin, una estudiante de 27 años que fue estrangulada por su pareja.

En la propia Turquía el hashtag empleado fue #KadinaSiddeteHayir frase que puede traducirse como "No más violencia contra las mujeres". La campaña hizo eje en los elevados índices de violencia contra las mujeres. En 2019 fueron asesinadas 474 mujeres turcas.

Un año después, colectivos turcos rescataron el hashtag para recordar sus pedidos de justicia y equidad, en un contexto de creciente avance sobre las libertades individuales.

En poco tiempo la consigna se ha replicado, por millones, en el mundo entero. Como todo fenómeno viral, propio de la era digital, la reproducción avanza más rápido que la conciencia detrás del origen. El "desafío" tomó el hashtag #ChallengeAccepted y miles de mujeres cumplieron con el "reto".

El debate en torno a la masificación ha encontrado posturas enfrentadas y algunos intentos de síntesis. Por un lado, colectivos rechazan la viralización acrítica, despojada de contexto, con exhibición de cuerpos en la infinita vidriera de las redes sociales.

"Bastaron un par de días para que la consigna se desfigure y banalice. Cuando llegó a los titulares de los medios, ya se trataba sobre mujeres famosas compartiendo sus fotos en blanco y negro. Algunas notas mencionan al pasar los asesinatos de mujeres turcas, otros ni siquiera eso", destacan desde Mujeres que no fueron tapa.

"El patriarcado y el capitalismo lo devoran todo, especialmente los gestos de resistencia, y lo devuelven deglutido para ser consumido, sin preguntas y sin cuestionamiento ¿A quién le sirve que en lugar de publicar las fotos de las mujeres asesinadas publiquemos nuestras fotos sonrientes en blanco y negro? Nos quedamos pensando en eso", destacan.

Por otro lado, sectores consideran que puede ayudar a despojarse de prejuicios sobre los cuerpos normados y estereotipados. Plantean la posibilidad de apropiarse de un espacio simbólico de gran alcance.

Más acá, muchas referentes de consignas feministas han propuesto resignificar la consigna para poner en agenda las distintas formas de violencia contra las mujeres que existen.

Será ese, acaso, el mejor legado detrás de tantas imágenes de un pasado no siempre compartido.