La confirmación de dos muertes este jueves, una a causa de dengue y otra por sarampión, renovaron un alerta sanitario en el país. En ambos casos, un hombre de 73 años en el primer diagnóstico, y una mujer de 50 años, se trató de habitantes de la provincia de Buenos Aires.

De sarampión, cuyo contagio es de persona a persona, no se registraban decesos desde 1998, y la falta de vacunación resultó el principal condicionante para la aparición de una gran cantidad de casos durante el último año.

El ministro de Salud, Ginés González García, llamó a vacunarse ya que “no hay ningún problema de disponibilidad” con las dosis en entidades públicas. Pero añadió: “Lo que tenemos que hacer es convencer a la gente”.

El funcionario aclaró que ambas víctimas “tenían inmunodeficiencia, patologías previas y un trasplante”, por lo que eran personas vulnerables.

En el caso del dengue, el último fallecimiento registrado había sido en 2016, cuando fueron 11. Junto al 2009, habían sido los últimos períodos de grandes epidemias. Con el norte del país como epicentro, hay alarma por la gran cantidad de casos. El “descacharreo” resulta clave.