Greta Thunberg, la activista sueca de 16 años, recibió la atención del mundo desde agosto de 2018, cuando inició los "Fridays for Future" (viernes por el futuro), en los que faltaba a la escuela para protestar frente al parlamento de Suecia.

Bajo el lema "huelga escolar por el clima", inició su lucha contra el cambio climático y desde allí no paró. A fines de 2018, declaró a la prensa que no iba a cesar en sus reclamos hasta que Suecia se conformara al Acuerdo de París sobre el clima. En noviembre de aquel habló en TEDx Estocolmo e inició el movimiento Juventud por el clima.

Tras la atención mediática, su lema se expandió por todo el globo y miles de jóvenes, preocupados por el futuro del planeta ante el cambio climático, replicaron las protestas en todos los continentes. Greta, en tanto, se convirtió en la cara visible de este movimiento, dio discursos ante líderes mundiales e incluso llegó a las tapas de las revistas Time y Vogue.

En junio de este año, dio un discurso ante el parlamento de Francia en el que ironizó mientras respondía a quienes dudaban de su legitimidad para encarnar el combate contra el cambio climático. "No están obligados a escucharnos, después de todo solo somos niños", apuntó en aquella ocasión.

Thunberg terminó la secundaria y en agosto cruzó el océano Atlántico en un velero para limitar la huella de carbono de su viaje. Este viernes, está en Nueva York liderando una huelga escolar a nivel mundial por el clima. El próximo lunes estará en la cumbre mundial de la ONU sobre la misma temática.

La joven comenzó a interesarse por el cambio climático en la escuela, a los ocho o nueve años. "Mis profesores me dijeron que debía ahorrar papel y apagar las luces. Les pregunté por qué y me dijeron que porque había algo llamado cambio climático y calentamiento global, provocado por los humanos", relató a AFP.

En ese momento, dejó de consumir carne y leche y de comprar cosas nuevas, a no ser que fuera "absolutamente necesario. Son tan solo algunos pequeños cambios en mi vida diaria", explicó.

La madre de Greta, Malena Ernman, su padre, Svante Thunberg, y su hermana pequeña, Beata, debieron adaptarse a su nuevo estilo de vida, ya que tomaron conciencia cuando la joven cayó en depresión a los 11 años. Greta no comía, faltaba a clase y hasta dejó de hablar. Su madre que solía viajar por todo el mundo, dejó de tomar aviones y ya solo actúa en los países nórdicos.

A los 12 años Greta recibió un diagnóstico de síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista. "Mi cerebro funciona un poco diferente, así que veo el mundo desde otra perspectiva. Soy muy directa, digo las cosas como son y cuando decido hacer algo, lo hago sin dudar", apuntó Thunberg a AFP.

En junio de 2019, terminó la secundaria obligatoria y sigue sus estudios desde el extranjero mientras viaja.

Con información de AFP