Por: Manolo Lafuente

Si el único capital de un periodista de televisión es su “pinta”, y el único de un gráfico su firma, el periodista de radio firma con la pinta de su voz.Cuando murió Jaime Dávalos, titulé para un diario cuya voz aún provenía de su interior, “No me pidas que me quede”.

Ahora, la muerte de Carlitos Franco da título a esta columna con la arenga que incitaba al regreso al escenario festivalero de un artista que el público reclamaba…mejor dicho, al que Carlos hacía reclamar.

Lo que equipararía un locutor a un periodista según el gran Chesterton: “El periodismo es decir que Lord Jones ha muerto a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo”.

Su paso por Universidad coincidió con su cenit en los festivales. Con un estilo vocinglero y un atuendo para nada universitario, Franco se floreaba en el escenario y llegaba a la radio con esa onda tan AM exaltada y gritona, para leer el informativo con el mismo chip que en los festivales resultaba armónico y que en la radio llevó al querido Abraham Rufail a apodarlo el “Chocho”

Franco aunque del accidente aéreo del que daba cuenta, no hubiera sobreviviente alguno…Alguna vez le recriminé muy malamente cuando irrumpió en una asamblea de prensa que, por eso mismo, no era para locutores.

Luego, en el pasillo, me “disculpé”. Y cuando me dijo “no es nada, vamos a tomar un café y a cambiar ideas”, yo empeoré la situación aún más…
“Yo, cambiar mis ideas por las tuyas, tas` loco”. A pesar de mi barbarie, me siguió tratando muy amablemente el resto de su vida.

Por eso su muerte me entristeció. Creo que ha muerto un buen hombre.

Aunque no le pueda hacer honor al título “¡Que vuelva!”…