Más allá del epicentro en “los valores” del rugby y el avance de una causa cuya investigación hace foco puntualmente en dos de los diez principales acusados, la ciudad de Villa Gesell sigue llorando a Fernando Báez Sosa.

En la noche de este lunes, cientos de vecinos y turistas se convocaron frente al boliche Le Brique, en cuyas inmediaciones en las primeras horas del sábado el joven de 18 años fue asesinado a golpes por una patota.

Cumplieron en pleno centro de la localidad turística, entre la conmoción y el llanto, una “Marcha de velas blancas”, pidiendo justicia pero también sensibilidad social. Reclamaron que el espacio nocturno no haya detenidos sus fiestas pese a que los agresores concurrieron y fueron expulsados del lugar poco antes de matar a su víctima, en plena calle.