Isaías Nelson Hurtado fue condenado a 24 años y medio de prisión por diversos delito mientras lideraba una secta religiosa.

El Tribunal Oral Federal de Mar del Plata condenó a Hurtado por ser autor del delito de trata de personas y reducción a la servidumbre, en perjuicio de 20 personas, por los abusos sexuales cometidos contra cuatro mujeres, y coacción.

Su pareja, Patricia Soledad Padilla, fue condenada a 10 años por ser considerada partícipe necesaria de los delitos

Las víctimas recibirán una reparación moral. 

La secta

La organización criminal y coercitiva funcionaba como una supuesta iglesia evangélica bajo el nombre "Ministerio Apostólico y Profético Monte Zion".

Hurtado, de origen chileno, se presentaba como  el “Apóstol”, el “Ungido de Dios” o “El Padre de las Naciones”." Las víctimas han descripto a Hurtado como un sujeto extrovertido, muy hábil con la palabra, y poseedor de un conocimiento enciclopédico de la Biblia, ya que siempre fundamentaba sus exigencias en algún pasaje bíblico invocando la voluntad de Dios”, precisa la causa judicial.

Según el Ministerio Público Fiscal, las víctimas eran obligadas a entregar dinero y propiedades o tomar créditos para que el condenado pueda realizar viajes al exterior.

"Muchas otras víctimas concurrían al templo a las 3 de la madrugada y pasaban la noche orando para que Hurtado tuviera éxito en sus viajes. Cuando algo salía mal en alguno de estos viajes, Hurtado regresaba furioso y culpaba a sus fieles por no haber rezado suficiente”, explica la causa.

Métodos de persuasión

"¿Cómo puede ser que me haya pasado esto a mí? Yo había entrado en una secta, y no me había dado cuenta", expresó una víctima en el juicio.

Según el Ministerio Público Fiscal, las sectas religiosas utilizan las mismas metodologías para cooptar a las víctimas.

En general, las víctimas se acercaban a la secta porque escuchaban la estación de radio, eran familiares de otras víctimas o necesitaban algún tipo de contención espiritual.

"Las reuniones al comienzo eran amenas y Hurtado se mostraba como padre de una gran familia cristiana", según recogieron los jueces.

Al mes de estar en la secta, las víctimas eran entrevistadas por Hurtado. “Dicha ocasión era asimilada por los entrevistados como un verdadero privilegio: el ‘Apóstol’ mismo, con su agenda convulsionada, les concedía su tiempo y les brindaba su atención personalizada”, escribieron el Tribunal.

La Justicia remarcó que todas las víctimas se encontraban en situación de alta vulnerabilidad antes de ingresar a la secta. Toda la información obtenida por el líder de la secta, era utilizada para explotar las debilidades de cada persona.

Una estrategia para someter a la persona era aislarla del entorno familiar y social, argumentado que era un designio de dios.

El siguiente paso, era restringir cada vez más la libertad de las víctimas: solicitar permiso para realizar actividades fuera de la iglesia, controlar la economía de la víctima, etc.