Vecinos de las calles Cleto Aguirre y Pincen, en barrio Parque de la Vega III, vivieron este miércoles 15 de febrero dos hora de máxima tensión cuando sufrieron diversos ataques a sus viviendas.

Los vecinos denunciaron que la embestida fue al cumplirse el primer aniversario de la muerte de Víctor Calderón, un joven que fue asesinado por un policía en esa misma esquina un año atrás.

En ese marco señalaron que durante al menos dos horas en ese sector del oeste de la ciudad de Córdoba Capital, los atacantes usaron distintitos elementos contundentes, entre ellos piedras y botellas, para arrojarlos contra las casas. Expresaron además que hubo disparos de arma de fuego contra las viviendas, versión que por ahora descartan los investigadores.

El objetivo principal de los ataques fue la casa de una vecina de la zona que es apuntada como allegada de Franco Paglino, el policía que se defendió del robo y mató al joven de 21 años. La mujer, también policía y madre de cinco hijos, negó tener relación con Paglino. Sin embargo, desde hace un año es hostigada y amenazada por conocidos del fallecido, relataron el en lugar.

En el barrio, hay pintadas contra la mujer. Foto: Gastón Cossutta.

Desde hace un año, la mujer tiene una consigna policial permanente y dos de sus hijos tienen botón antipánico porque también fueron amenazados.

“El miedo que hay en la zona es escalofriante” cronicó el periodista Gastón Cossutta a Radio Universidad. Muchos de los vecinos se negaron a hablar en vivo por miedo a represalias. Sin embargo, algunos afirmaron que la mujer se convirtió en un chivo expiatorio donde los conocidos del fallecido “puedan tomar venganza”.

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Por lo pronto, no se registraron heridos. Los hechos son investigados por el Fiscal Ernesto de Aragón, quien precisó que por ahora no hay detenidos ni imputados.

Los investigadores descartan por lo pronto que en los ataques se hayan incluido disparos de armas de fuego como insisten los vecinos.

El caso

El 15 de febrero de 2022, Calderón junto con un cómplice habían intentado robarle la moto al policía Franco Paglino entre las calles Cleto Aguirre y Pincen. El policía estaba vestido de civil.

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“Sentite choreado”, Calderón le dijo Paglino. Al ver el arma, comenzaron a tirotearse. Calderón terminó muerto por siete disparos. El policía fue detenido y acusado de gatillo fácil. 

Seis meses después, el Juzgado de Control y Faltas Nº7 lo sobreseyó del delito de homicidio calificado porque consideró había actuado en legítima defensa. El argumento del Juzgado es que Calderón le había apuntado con un arma directamente a la cabeza y eso representaba un “peligro inminente”.