Con tarifas mucho menores que Barcelona y Palma de Mallorca, Alicante se constituye en una opción válida desde la perspectiva turística. La bonhomía de sus habitantes, sus paseos interesantes y playas extensas, la ciudad del turrón es una alternativa válida.

Ubicada a 35 kilómetros de Xixona, la ciudad donde casi el cien por ciento de sus habitantes vive de la producción del turrón, que luego se exporta al mundo entero desde Alicante. Esta ciudad nos sorprendió porque cuenta con muchos sectores para recorrer en el día. Y la noche tiene una movida impresionante.

Además, es justo reconocerlo, fue la ciudad donde mejor trato recibimos de sus habitantes. Entre sus lugares más emblemáticos está el Castillo de Santa Bárbara que se erige sobre el monte Benacantil. El valor estratégico de este atalaya natural de 169 metros sobre el mar, ha propiciado que desde la Prehistoria, pasando por los períodos Ibérico y Romano, se hayan desarrollado en este enclave diversos asentamientos humanos. Pero recién tras el Pacto de Tudmir, en el 713, entre Visigodos y Musulmanes, cuando se alza en la cima una incipiente construcción defensiva. De ella se tiene una primera referencia, ya en el siglo X, gracias al cronista y geógrafo árabe Al-Razi.

La fortificación mantiene su estructura de alcazaba árabe durante un largo período, incluso tras la conquista cristiana, a mediados del siglo XIII.

Foto Gustavo Arnoldt.
Foto Gustavo Arnoldt.

En este Castillo de Santa Bárbara sufrieron cautiverio varios años 261 personas y hubo un primer intento de genocidio antigitano allá por el año 1749. Esto fue organizado por el Marqués de la Ensenada, secretario del Estado del Consejo de Castilla, con el beneplácito del Rey Fernando VI.

"Macho" es la zona más elevada del Castillo y forma parte del primer recinto, de la antigua “Alcazaba Islámica” y actualmente es el lugar ideal para llevarse los mejores recuerdos paisajísticos de Alicante, porque tiene una panorámica de 360 grados.

Otra visita interesante es la Ermita de Santa Cruz, ubicada en el barrio de Santa Cruz (salvando las distancias el Güemes cordobés). La caminata valió la pena porque la arquitectura del barrio es una invitación al buen gusto. Serpenteantes escaleras, casitas coloridas y una panorámica impresionante de Alicante son las características del lugar. Los moradores viven en el cerro aledaño a la Ermita, con construcciones maravillosas.

Foto Gustavo Arnoldt.
Foto Gustavo Arnoldt.

Más cerca de la zona peatonal hay árboles añejos. Una de las especies con mayor presencia en el Catálogo de árboles monumentales de interés local es la higuera australiana. En total existen 23 ejemplares registrados. El patrimonio arbóreo de una ciudad es parte de su riqueza como espacio urbano, y es la herencia para las futuras generaciones.

Para paladares exigentes

Alicante se caracteriza por ser una ciudad turística más económica que Barcelona o Palma de Mallorca. En nuestra recorrida gastronómica visitamos varios restaurantes, en donde se destacó el Restaurante Los Porrones. Sergio su propietario nos comentó: ”Se llama los porrones, que es una vasija de cristal tradicional que se utilizaba en la antigüedad para tomar vino, así se evita llevar vasos o copas”.

Una diferencia notable con nosotros que llamamos porrón a la botella de cerveza. Más allá de esta diferencia hay que destacar que probamos el pescado lubina, que nos preparó a la plancha con papas al horno cortadas finitas con cebolla, pimienta y vino blanco. Realmente un plato exquisito y sano.

También fuimos al restaurant El Buen comer, y realmente su nombre cumple totalmente con esa consigna. Las paellas están en el orden de doce euros y cuenta con 19 tipos de arroz. En este caso disfrutamos de una parrillada de pescado, que tenía una variedad destacada. Los dos restaurant están ubicados muy cerca del Ayuntamiento (nuestra Municipalidad) sobre la calle Mayor 8. En los dos lugares vimos turistas de Inglaterra, Francia y países nórdicos pero también esos lugares son muy frecuentados por los ciudadanos de Alicante.

Foto Gustavo Arnoldt.
Foto Gustavo Arnoldt.

Nuestra última visita culinaria fue en el restaurant In boca al lupo, en la calle Muñoz 5, a metros de la Catedral de la ciudad, la Iglesia de San Nicolás. Tras salir de ese hermoso Templo, hablamos con Camila Lago, oriunda de Lanús, en la provincia de Buenos Aires, encargada del restaurant. “Llegué en el 2019 a Alicante y sobre todo destacó la amabilidad y seguridad de esta ciudad”.

En cuanto a las especialidades gastronómicas se destacan las pastas y pizzas caseras, todos hechas al horno de leña. “Para tener una idea de precios la pizza margarita es la más económica y cuesta 10 euros, mientras que la más cara sale 19 euros y tiene burrata, trufas, rúcula, jamón y queso parmesano”, nos comentó Camila Lago, que es otra argentina más que buscó y encontró un lugar en el mundo, en este caso en Alicante, la ciudad del turrón.

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