El Parque de la Vida ocupa 62 hectáreas en el sector sudoeste de la ciudad. Su zona de influencia abarca barrios tales como Rosedal, Parque Capital, ATE y Matienzo, entre otros.

Su construcción se llevó a cabo en la década del 90, durante la intendencia de Rubén Américo Martí y su diseño estuvo a cargo del arquitecto Miguel Ángel Roca. Incluyó obras de infraestructura y la disposición de mobiliario urbano que en las décadas siguientes sufrió un lamentable deterioro sin su correspondiente mantenimiento.

Senderos de pérgolas, estanques, miradores y anfiteatros perdieron su belleza con el paso del tiempo y hoy constituyen elementos que se parecen más a un escondite y en algunos casos están siendo utilizados como gallinero.

A ello se suma el estado de la ciclovía que costea el Arroyo de la Cañada, erosionada en su terraplén constituye una trampa donde pueden suceder peligrosos accidentes en una barranca de 10 metros de profundidad.

En 2017 desde la Municipalidad se anunció la construcción de un polideportivo en el extremo sur del parque que incluirá canchas y hasta una pileta pública. Su realización aún está obras.

Aunque en los últimos meses el cuidado y mantenimiento ha mejorado notablemente, constituye un espacio claramente subutilizado que no logra seducir a los vecinos del sector para que lo asuman y disfruten como propio.

En ese episodio de Vamos al Móvil recorrimos este espacio verde y conversamos con Eduardo Coiset, arquitecto y vecino del Parque sobre posibles soluciones para hacerlo más amigable con su entorno.