Sólo el 29% de quienes se dedican a la investigación en el mundo son mujeres y su representación en las llamadas disciplinas STEM (Ciencias duras, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas) es aún menor.

En el Conicet, hay 53% de investigadoras y 60% de becarias; un porcentaje alto si se compara con Europa y Estados Unidos (35%) y Japón (17%).

Sin embargo, en el rubro investigadores superiores solo el 24,5% son mujeres.

Dentro de América latina, “Argentina está por encima del promedio en cuanto a participación femenina en Ciencias, y esto tiene que ver con razones culturales, económicas -las profesiones mejor remuneradas son ocupadas mayormente por varones- y también con que las mujeres estamos siendo mayoría en las carreras universitarias en general”, señala Ana Franchi, presidenta del Conicet, la segunda mujer en ese cargo desde la fundación del organismo, en 1958.

La doctora en Química y una de las fundadoras de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCyT) explicó a Télam que “el ingreso de mujeres a las disciplinas científicas, salvo en ingenierías y en informática, no es un problema. Los problemas vienen a la hora de desarrollar sus carreras”.

En el CONICET, las mujeres son mayoría en los niveles iniciales y van reduciendo su participación a medida que la categoría es superior. En 2019 ellas representaban el 61,3% de los investigadores asistentes, pero sólo son el 24,5% de los investigadores superiores.

En esta misma sintonía se encuentra un informe del CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y Crecimiento) sobre la situación de las mujeres científicas en Argentina.

Al respecto, Paula Szenkman, co-autora junto a Estefanía Lotitto, sostuvo: “Hay estereotipos de género que obstaculizan el acceso de las niñas y adolescentes al estudio de carreras científicas y generan barreras profesionales para las mujeres que trabajan en el mundo de la ciencia”.

El estudio, titulado “Mujeres en STEM: cómo romper con el círculo vicioso” fue presentado en la 14va Edición del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO Por las Mujeres en la Ciencia y destaca que “si bien las mujeres recibieron el 60% de las becas financiadas por el CONICET en 2018, las investigadoras perciben un 25% menos de recursos que sus colegas varones para sus proyectos, y publican menos artículos en revistas de calidad y visibilidad nacional e internacional”.

Esta subrepresentación también se observa en el ámbito privado en Argentina donde sólo el 26% de las investigadoras son mujeres.

De acuerdo al trabajo del CIPPEC, “si bien el 68% de los docentes de secundaria argentinos son mujeres, apenas representan el 21% entre los docentes de educación tecnológica. Y, aunque 6 de cada 10 estudiantes universitarias sean mujeres, ellas representan el 25% del total de estudiantes de ingeniería y ciencias aplicadas; y sólo 1 de cada 10 estudiantes de Ciencias de la Computación en la Universidad de Buenos Aires son mujeres. Pero esto no siempre fue así, durante la década de 1970, alcanzaban el 75%, según la investigación de CIPPEC.

“La subrepresentación de mujeres en Ciencia y Tecnología se debe a múltiples barreras que se presentan desde la niñez y a lo largo de la trayectoria formativa y laboral, y la poca visibilidad de aquellas mujeres que se desempeñan en estas áreas refuerza los sesgos de género respecto a lo que las mujeres pueden o no hacer, retroalimentando así un círculo vicioso”, sostiene Szenkman.