La vida de Edgardo Esteban tiene vueltas por diferentes momentos de la historia argentina. Y la cuestión excede a la novedad de esta semana, cuando se conoció que recuperaba la cédula de identidad que entregó al rendirse como soldado en la Guerra de Malvinas.

Con ella también siguieron su recorrido durante cuatro décadas una cámara fotográfica, en la que se resguardaron unas cuarenta imágenes tomadas en las Islas.

Desde el Museo Malvinas, organismo que dirige, le confirma al programa Mirá Quien Habla que pudo acceder a las 44 instantáneas vía internet, que las tendrá físicamente la semana próxima, además de reconocer su documento militar. Y agrega: "Si son las fotos que creo, hay algunas de mis compañeros, que en su mayoría son de Córdoba. Porque hice ahí el Servicio Militar".

De lo que observó, dice reconocer "algunas fotos en el helipuerto, que era un galpón grande, otras llegando al aeropuerto o cuando marchábamos el 1 de mayo desde Puerto Argentino  hasta cuando fuimos a nuestra posición definitiva, en el este de la isla. Por el paisaje identifiqué algunas".

El escritor, autor de 'Iluminados por el fuego', acaba de publicar 'Tres golpes en la ventana', donde busca "cerrar Malvinas y contar mi otra parte, que es el asesinato de mi padre, cuando tenía 9 años".

Edgardo Esteban - FM 102.3 / Mirá Quien Habla

Dentro de las particularidades de la documentación que recuperó se encuentra la forma: lo descubrió en su tercera subasta. "El comprador la adquirió por e-bay, por 1750 libras esterlinas. Y se negó durante 17 meses a entregárnosla. Sabía lo que tenía en sus manos, quién era yo y dónde trabajaba. Fue irónico ante nuestros pedidos, vía mail, y se hacía llamar Harry Pitt, una mezcla de Harry Potter y Brad Pitt. Nos la dio recién cuando la Policía de Londres encontró su dirección y fue a la puerta de la casa", confió a FM 102.3.

Reconoce que intentará ubicar a sus compañeros porque en las imágenes hay "historias que se encontrarán con sus fotos".

Con todo el recorrido actual, cierra: "Hoy uno empieza a atar cabos de cuándo fue que entregué mi cédula. Al rendirnos fuimos prisioneros de guerra, estuvimos en el aeropuerto, nos llevaron al puerto y ahí entregamos alimentos. Después hubo otra requisa más severa en el (avión bombardero) Camberra y ahí dejé mi cámara y cédula militar. De hecho en las dos ventas comerciales en casas de remate antes de llegar a E-bay se desprende que se las quedó un oficial de apellido Sinclair".