Tras los asesinatos a sagre fría ocurridos el mes pasado en la ciudad de Rosario como parte de un plan de represarias de bandas de narcotraficantes por el trato que reciben los presos en las cárceles santafecinas, la investigación de los crímenes arroja datos llamativos.

Los últimos crímenes resonantes fueron los asesinatos aparaentemente al azar de Héctor Raúl Figueroa (43), Diego Alejandro Celentano (38), Marcos Iván Daloia (39) y Bruno Bussanich (25), trabajadores choferes de colectivos, taxis y un encargado de la playa de una estación de servicios.

Tras el desembarco de fuerzas federales y la intervención directa del Gobierno nacional en la seguridad de Rosario junto a las autoridades provinciales, la Justicia avanza en la investigacipón de los crímenes.

Uno de los fiscales que investiga la serie de asesinatos confirmó este martes que los atacantes recibían "entre 200 y 400 mil pesos" por cada homicidio. 

Además, informó que la Justicia imputó a cinco hombres por ser considerados los presuntos autores de los disparos, en su mayoría adultos, según publica el diario perfil.com.

Las acusaciones se dieron en el marco de la audiencia imputativa que se llevó a cabo en la Oficina de Gestión Judicial, con los fiscales Patricio Saldutti, Franco Carbone y Adrián Spelta. Además, la parte acusatoria está a cargo de Luis Schiappa Pietra, Marisol Fabbro y Fernando Dalmau, y la jueza es Paula Álvarez.

Según indicaron los fiscales, los homicidas cobraron entre 200 y 400 mil pesos por haber ejecutado a los trabajadores Héctor Raúl Figueroa (43), Diego Alejandro Celentano (38), Marcos Iván Daloia (39) y Bruno Bussanich (25) en la ciudad santafesina.

El crimen de Figueroa, de acuerdo a las declaraciones testimoniales, costó 300 mil pesos que se dividieron el gatillero y el pasajero. El de Celentano, 400 mil pesos que se repartieron una adolescente de 16 años y otro menor que, creen, sería el mismo que mató al playero y a Figueroa. Por el de Bussanich, se pagaron 400 mil pesos.

Durante la lectura de las imputaciones se constató que Alejandro Núñez, alias "Chucky Monedita", encargó los asesinatos de los taxistas Figueroa y Celentano desde el penal Piñero donde está preso, a raíz del endurecimiento de sus condiciones de detención.

Se destaca que el reclutamiento de los sicarios fue organizado por su pareja, Brenda Pared, alias “La Doña”, quien cumple prisión domiciliaria por una causa de droga en la localidad de Funes y es la única visita de Núñez autorizada a la cárcel. En ese sentido, Pared fue la que se encargó de distribuir armas y de los recursos humanos.

La investigación pudo establecer además que d+ias después de los primeros dos crímenes, el capo narco Esteban Lindor Alvarado organizó una reunión desde el penal de Ezeiza para llevar a cabo los otros hechos que movilizaron a Rosario: la balacera al 122 rojo, ocurrido un día antes del crimen de Daloia, y el crimen de Bussanich. 

En estos dos casos un joven que cumple con prisión domiciliaria fue la persona que llamó a los sicarios para los siguientes asesinatos y así luego darles una recompensa de 400 mil pesos.

Entre los imputados también se encuentra Claudio "Morocho" Mansilla, otro de los nombres de peso, que sobrevoló junto a Alvarado como artífices de la saga criminal. Sumado a esto, uno de los acusados es Dylan Agustín T. que, según trascendió, es cuñado de D. G., el menor de 15 años que mató al playero Bussanich y fue demorado el 29 de marzo tras el acuerdo de pago de una recompensa a una persona que lo entregó.

En el banquillo de los imputados también se encuentra Axel Uriel Rodríguez, que fue allanado en una vivienda de barrio Santa Lucía, donde cumplía arresto domiciliario por una causa de cuando era menor. 

El presunto asesino de Bussanich tiene 15 años, por lo que no es punible y su situación fue derivada a la Justicia de Menores.

Los imputados restantes son Gustavo “Gusti” Márquez y su pareja Macarena Muñoz, cuyo hermano de 17 años era quien reclutaba gatilleros adolescentes .