Hace algunas semanas, el gobierno relanzó los programas "Precios y Cortes Cuidados", agregando por primera vez frutas y verduras para tener una referencia del costo a la hora de comprar. Sin embargo, las "sugerencias" en el precio de los productos fruti-hortícolas, sólo rigen para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Según Ana Laura Campetella , Lic. en Comunicación Social, especializada en el rubro, los "Precios Cuidados" sólo se aplican en AMBA por dos cuestiones: una de absoluta índole política, ya que el 40% del electorado vive allí y las medidas favorables a los consumidores luego podrían llegar a reflejarse en las urnas, y la otra porque la cadena fruti-hortícola está "muy desperdigada y está compuesta por muchos actores diferentes".

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En diálogo con el programa "Es por Acá", de la FM 102.3, la especialista explicó que también " hay una buena cuota de factibilidad territorial: al gobierno nacional le es muy difícil manejar el precio de las frutas y las verduras", dijo.

"La producción está en manos de cientos de productores, la comercialización está en cientos de operadores, de hecho en Argentina tenemos más de 60 mercados mayoristas, y ni hablar la cantidad de verduleros, que son los que venden estos productos", señaló Campetella.

Además, indicó que "en Argentina entre el 70 y el 80% de las compras de frutas y verduras se siguen haciendo en comercios de proximidad, no en grandes cadenas ni en supermercados", lo que obviamente es imposible que el Estado Nacional pueda controlar.

Por otro lado, la experta sostuvo que "no hay una única entidad con la cual dialogar para asegurar un precio generalizado, lo que es un gran problema" a la hora de pactar acuerdos de precio. 

De todas maneras, indicó que, si bien el programa está muy asociado a la venta de frutas y verduras en supermercados (donde la minoría de los consumidores compra) los precios regulados funcionan como referencia. "El verdulero sabe que puede marcar hasta ahí, entonces uno espera que tengan cierta repercusión en ese sentido", sostuvo Campetella.

La gran informalidad en la cadena

En otro tramo de la entrevista, la especialista se refirió a enorme informalidad que aún existe en el el rubro: "El sector fruti-hortícola es una cadena que, en general, todavía es muy informal, y esa informalidad repercute no solamente en la dificultad del estado para efectuar controles y regularizar la cadena, sino también puertas adentro de los mercados y de las tranqueras para garantizar algunas condiciones de producción, tanto a nivel de salubridad, de ambiente, pero también a nivel de condiciones sociales de trabajo. Hay mucho trabajo precario. En algunos lugares, incluso, hay trabajo infantil, por ejemplo, en el sector de yerba", explicó Campetella.

Además, indicó que "en los mercados de abasto tenemos un segmento de trabajadores que suelen ser como conocidos como los "changarines", que son los que cargan la mercadería y están absolutamente en la informalidad", sin que nadie intente regularizar su situación. "Es una gran deuda que tiene el Estado argentino", concluyó.