La semana pasada, no se sabe si como un reflejo de impotencia o de realismo, el Ministro Luis Caputo afirmó en una entrevista que a las empresas de medicina prepaga “se les recontra fue la mano” con los aumentos.
Traducido en números elementales: cuando la inflación acumulada llevaba 70%, las empresas del sector habían aumentado un 140% sus cuotas.

La confesión del ministro podría interpretarse como el puntapié de inicio para una zaga que en realidad arrancó el día en que el actual gobierno decidió desactivar la mesa en que, durante la gestión anterior, se venían acordando los aumentos. 
En ese ámbito, debe recordarse, las prepagas consentían menores aumentos a cambio de beneficios o ventajas que el estado les brindaba como compensación.

Y ocurrieron dos cosas previsibles. 
La primera es que las prepagas decidieron acomodar sus cuadros tarifarios con una sorprendente (y muy sospechosa) “convergencia” de precios, en un escenario en que no se perciben campañas en que las compañías busquen “robar” clientes a sus competidores. 
Toda la mejora en la rentabilidad proviene de aumentos en las cuotas sin contraparte de mejoras en los servicios o aumentos a los profesionales y proveedores.

La segunda es que, frente a los aumentos desmedidos y en contra de la insistente prédica gubernamental acerca de las bondades de “El Mercado” como factotum regulador, el gobierno deberá hacer actuar a la herramienta prevista para coordinar la intervención estatal en materia de salud: La Superintendencia de Servicios de Salud (SSS).

En principio, el presidente Javier Milei habría ordenado a la SSS que avance con medidas contra las prepagas antes de viajar a Miami. El propósito sería tratar de frenar las subas con medidas de carácter administrativo, pero sin descartar la perspectiva judicial. La Superintendencia estaría considerando hacer suya una denuncia de la Coalición Cívica por supuesta cartelización.

Están bajo escrutinio las cuatro grandes empresas del sector (Swiss Medical, Galeno, OSDE y Sancor Salud) que serían las que establecieron acuerdos para aumentar los precios de las cuotas, arrastrando al resto de las empresas del sector.

Contradicción

Le señalaron la aparente contradicción durante la habitual conferencia de prensa al vocero presidencial Manuel Adorni. Salió del paso afirmando que: "Lo que pasa con las prepagas es que nosotros desregulamos, damos libertades, lo que no permitimos es que exista un grado de cartelización que afecte a los argentinos". 

No contesta si esta medida implica que su gobierno asume como necesario sostener funciones y estructuras del estado. Con un “detalle” agregado al mismo tiempo: el vocero no se pronuncia contra “la cartelización”, sino contras sus grados extremos.

Nuevos enemigos

En la mira del gobierno está el dueño de Swiss Medical y empresario mediático Claudio Belocopitt, la cara visible del sector porque preside la cámara de prepagas.

Entre otras cuestiones, le enrostran que mientras que denuncia la crisis del sector, Swiss Medical compró Medicus y está construyendo una mega clínica en Nordelta. Además, dejan trascender que el gobierno anterior giró fondos a su empresa para pagar el IFE y un extra al personal esencial, pero esos fondos terminaron en el negocio financiero.

Fiel a su estilo y formatos, el Presidente Milei cargó públicamente contra Claudio Belocopitt a través de un mensaje que compartió con fuertes insultos, avalando que tildaran de “garca y sorete” al dueño de Swiss Medical, acusándolo de ser el responsable de las subas de la medicina privada.

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