Las polémicas por la interrupción voluntaria de la vida, lo que conocemos como eutanasia o muerte digna, ponen en tensión diversas posiciones y creencias.

Por un lado, interrumpir una vida, además de ser un delito en primera instancia, se lo reconoce como un crimen, pero en el camino de la evolución humana esta acción ha ido mutando su significado y sobretodo su interpretación, según la situación de quién se trate la vida que se interrumpe.  

En Córdoba, por estos días, el foco de análisis está puesto en el caso de un paciente de 64 años que sufrió un hecho de violencia en la vía pública, lo asaltaron y tiene un grave traumatismo de cráneo con broncoaspiración y quedó, después de dos meses de estar en terapia, en estado vegetativo.

Canal 10 consultó a un especialista en la materia, el doctor Carlos Soriano, MP 11584, Médico Emergentólogo y también parte del Comité de Bioética, Magíster en Bioética hace más de cuarenta años y que además estuvo en Terapia Intensiva y es autor del libro: “Morir con Dignidad en Argentina, verdad o utopía”, una obra imprescindible para conocer los derechos que promueven una muerte digna, acompañada y humanizada.

Ayudar a morir o dejar vivir una vida vegetativa

“La bioética es una transdisciplina que me inclinó a dedicarme a la muerte digna” comenzó diciendo el médico conocido como Pecas Soriano y agregó que “el paciente objeto del debate quedó en estado vegetativo persistente, porque no podemos hablar de irreversible, porque tiene muerta toda su corteza toda la parte superior del cerebro, por diversos datos clínicos todavía no se han hecho estudios más avanzados pero generalmente la clínica es bastante fidedigna en cuanto a determinar la muerte de la corteza, que quiere decir que no puede ni sentir dolor, ni placer, que tiene relajación de esfínteres, que no puede tragar por sí mismo y no puede alimentarse, y lo peor es que no sabe que no sabe.”

Soriano explicó también que este paciente y mundialmente pasa esto “después de un tiempo la familia lo empieza a ver a este paciente como una cáscara o como una caparazón que respira, fíjense cuán grave es esto de ya no ver más a tu familiar querido.”

“Entonces la familia en forma unánime,  decide charlar con el Comité de Bioética y el comité emite una primera resolución en la que sugiere a los médicos tratantes a que le retiren soporte vital como mandan la diversas leyes 10058 de muerte digna a nivel cordobés o la 26742 a nivel nacional o el código civil en el artículo 59 y 60, todos dicen lo mismo”, destacó el médico, quien señaló que “después de esta primera “sugerencia”, porque siempre no son vinculantes las sugerencias del Comité, no es escuchada por los médicos, pero sí una segunda recomendación del Comité, firmada por todos los familiares, por los hijos, por la hermana y por la concubina del paciente, y el día 10 de junio le retiran la alimentación y la hidratación.”

Más adelante. Soriano refiere que “en forma inconsulta y no sabemos por qué, luego de cinco días y sin consultarle a los familiares, los familiares por otros pacientes se enteran de que le han vuelto a reconectar la alimentación por vía de una sonda gástrica”, a lo que agrega que “los médicos que atendía a este paciente, argumentaron que este paciente no está en estado Irreversible, está en estado vegetativo persistente, después del mes, y para el traumatismo de cráneo se requieren 12 meses para estar en estado vegetativo permanente, vale decir que sea irreversible.”

Hasta aquí la explicación de la historia de este paciente. Cabe preguntarse, qué se tuvo y que hay que tener en cuenta para entender estas acciones y comprender el por qué de la toma de algunas decisiones médicas parecen no condecirse con las leyes de muerte digna y hasta desobedecerlas.

 A respecto, el doctor Soriano manifestó que “hay datos que hay que tener en cuenta, porque si bien es cierto y puede que tengan razón en ese sentido, la ley, el código civil, es bastante claro y dice que todo paciente tiene derecho a aceptar o rechazar cualquier terapia física o biológica con o sin manifestación de causa cuando estuviera en una situación de enfermedad irreversible incurable o terminal”, a lo que añadió que “vamos a suponer que el paciente pudiera mejorar, toda la bibliografía mundial dice que en el caso de mejorar, de que no sea irrecuperable o que no sea permanente, después del año se considera permanente, coincide que después de los 50 años el pronóstico es ominoso, vale decir que a lo sumo se puede recuperar una mínima conciencia, parte de sus neuronas pueden quedar vivas, entonces, puede levantar el dedo o sacar la lengua, lo que quiere decir que quedaría postrado.”

Entonces se le consultó a Soriano respecto de la voluntad previa del paciente… a lo que el médico señaló que “había manifestado previamente en forma clara y contundente de que él no hubiera querido verse en este estado de postración, era una persona muy activa, muy dinámica, una persona muy jovial, por lo que a partir de lo que él había manifestado que nunca hubiera querido verse así y siguiendo estas voluntades, fue que la familia decidió algo que es muy difícil, retirar el soporte vital de un familiar que uno quiere mucho, tomar esa decisión, firmar en la historia clínica y después de haberse retirado, un día llegar y ver que tu familiar está conectado de nuevo.”

La resolución del Comité de Bioética

Al conocer la situación, desde la cartera sanitaria de la Provincia, se tomó cartas en el asunto y sobre el particular Soriano señaló que “viendo lo que pasaba, la Ministra de Salud, con muy buen criterio, cita al Comité de Bioética respecto de la ley muerte digna, en lo que fue la primera vez que es citado desde el 2016, ya que nunca antes había sido citado, un Comité de notables que tengo el honor de integrar también y que está presidido por el doctor Andruet, que ha sido presidente del Tribunal Superior de Justicia, y este Comité emite una resolución de 15 páginas y otra muy cortita en la que, estudiando las trescientas páginas de la historia clínica, además me tomé el trabajo de ir a revisarlo personalmente al paciente, con mi experiencia de 40 años de terapia intensiva, pude determinar que no tenía ningún dolor y que tenía todos los signos de vegetativo persistente y este Comité resuelve a doc, orientar y recomendar al director del hospital que sea tenida en cuenta la decisión de la familia, sin dilaciones” y prosiguió explicando que “sin embargo, el director que en este momento no está, está en un congreso en Miami, está el secretario de salud y el director de hospitales, deciden no dar curso a esta recomendación.”

Antecedentes y proyecciones

Soriano remarcó que “el caso de Córdoba es inédito en el mundo, recordemos el caso M.A.D. y otros tantos casos a nivel mundial, que nunca la recomendada, si bien es cierto que es no vinculante, nunca las recomendaciones de un comité no son tomadas en cuenta, por qué…? Porque para tomar una resolución de tamaña envergadura, nosotros nos dedicamos a estudiar minuciosamente las historias clínicas, vemos cuáles son las preferencias de la familia, vemos si realmente han firmado todo, vemos que toda la legalidad esté presente y además consideramos también la incurabilidad del paciente.”

En este caso, la familia también recurrió a la justicia a través de un amparo, respecto de lo que Soriano aclaró que “ahora la familia fue empujada a lo que el fallo M.A.D., el fallo Marcelo Diez en la Corte Suprema de Justicia, y lo que recomienda no hacer, que estos casos sean dirimidos en el hospital, de que no se vaya a la justicia, y en contra de eso, la familia es empujada a presentar un recurso de amparo porque no les quedaba otra y esto es muy traumático, o sea ha habido una violencia institucional muy franca”, sentenció.

El médico a quien consultamos, fue más gráfico aún para explicar tal violencia institucional, al decir que “cuando fue a revisar a este paciente al hospital, se me quería negar la entrada, o sea a mi hospital, al hospital donde trabajé durante tantos años”, dijo al referirse al Hospital de Urgencias y agregó que “hay una violencia también de los médicos que no saludan a la familia y muchas otras cosas…”

Finalmente Soriano reflexionó que “hay que pensar más que cuando uno habla de consentimiento informado, habla de consentir, en el mundo se habla de decisiones informadas, de ver cuáles son los valores, respetar las creencias y respetar los valores del paciente que, en este caso, no se estarían haciendo.”