Otro de los tantos espectaculares escenarios naturales que ofrece la provincia de Córdoba para quienes la visitan, ubicadas en el departamento Ischilín, son las grutas de Ongamira, una serie de formaciones rocosas y aleros naturales de múltiples formas y colores, ubicados a la vera del ruta provincial 17.

Declarada en 2008 como "la quinta maravilla natural" de la provincia de Córdoba, las grutas y sus alrededores albergan también una parte de la historia de los pueblos originarios, la conquista española y la resistencia de los Comechingones, que estaban asentados en el valle de Ongamira. 

Un escenario natural sorprendente, donde vivían los Comechingones. Foto: Fabián Aranda
Un escenario natural sorprendente, donde vivían los Comechingones. Foto: Fabián Aranda

Las grutas están conformadas por gigantes paredones de piedra rojiza, erosionadas por el viento y la lluvia, enmarcadas en un escenario repleto de flora y fauna autóctona. Espinillos, molles, algarrobos, tolas, quebrachos, hierbas serranas y otras especies, abundan, mientras que el avistaje de distintos tipos de aves, como cóndores, jotes, caranchos, halcones y pájaros, es posible en todo el trayecto. La caminata por el predio es de mediana dificultad y dura aproximadamente una hora. 

Consta de tres grutas, la cueva del Indio y un mirador, que es el sitio que presenta mayor dificultad, ya que el ascenso es a través de unas escaleras, con pasamanos y cerco de cables de acero, desde donde puede apreciarse una vista panorámica de las Sierras Chicas. 

En este lugar es recomendable no asomarse a los lugares que no cuentan con la protección del cerco de cable de acero, ya que el terreno es muy pedregoso y empinado, y extremadamente alto.

El mirador, un lugar para apreciar las Sierras Chicas y el Valle de Ongamira. Foto: Fabián Aranda
El mirador, un lugar para apreciar las Sierras Chicas y el Valle de Ongamira. Foto: Fabián Aranda

Como cualquier otra caminata en terreno montañoso, es recomendable hacerla con buen calzado y ropa adecuada, como también ir provistos de agua para hidratarse.

Las grutas están ubicadas dentro de un campo de 60 hectáreas que es privado, por lo que para ingresar a hacer el paseo, se cobra una entrada por persona, aunque los niños menores de 7 años no abonan. Al llegar a la vivienda, hay un predio para estacionar el vehículo y en el lugar se ofrecen algunas comidas y bebidas a precios razonables, como empanadas, un sandwiches de milanesa y gaseosas.

Paredones rocosos altos, un lugar ideal para las aves autóctonas. Foto: Fabián Aranda.
Paredones rocosos altos, un lugar ideal para las aves autóctonas. Foto: Fabián Aranda.

Horacio Supaga, propietario del lugar, le dijo a www.Cba24n.com.ar que el lugar cuenta con sanitarios y que los visitantes también pueden llevar su comida al lugar. "Si necesitan mesas y sillas, las prestamos para que puedan comer tranquilos", aseguró.

El predio está abierto al público desde las primeras horas de la mañana y hasta el atardecer, aunque se recomienda como límite horario para hacer el paseo, entre las 16 y las 17 horas.

Cómo llegar

Las grutas de Ongamira, están ubicadas a unos 115 kilómetros de la ciudad de Córdoba, a 1.500 metros sobre el nivel del mar, un trayecto que en auto se puede realizar en dos horas aproximadamente.

Para llegar al lugar hay varias opciones, ya que se puede acceder desde el Valle de Punilla, como también desde Dean Funes y desde Jesús María. El acceso desde Punilla aparece como el más sencillo.

Quienes parten en automóvil desde la ciudad de Córdoba, deben transitar por el Camino del Cuadrado hasta Valle Hermoso y desde allí tomar la ruta nacional 38 hacia el norte. Al pasar Capilla del Monte, llegando al kilómetro 91, en cercanía de Charbonier, hay que ingresar a la derecha en la ruta provincial 17, que en este trayecto es camino de tierra.

El ingreso a la ruta provincial 17, a la altura del kilómetro 91 de la ruta nacional 38. Foto: Fabián Aranda.
El ingreso a la ruta provincial 17, a la altura del kilómetro 91 de la ruta nacional 38. Foto: Fabián Aranda.

Luego de realizar unos 7 kilómetros desde la ruta nacional 38, el camino se bifurca. Girando hacia la derecha se llega al Parque Los Terrones y hacia la izquierda, se llega a Ongamira, luego de realizar otros 10 kilómetros por camino de tierra. Este último trayecto se hace en media hora aproximadamente. Está perfectamente señalizado, aunque se debe circular a baja velocidad por lo sinuoso del camino y la presencia de serruchos y piedras en algunos lugares del recorrido.

Para quienes no tienen movilidad y deben trasladarse en colectivo, pueden hacerlo desde la Terminal de Ómnibus de Córdoba en las empresas Ersa y Sarmiento, hasta Capilla del Monte y de allí contratar excursiones hacia el valle de Ongamira. 

La caminata nos introduce en medio de una espectacular y caprichosa arquitectura natural, donde habitaban los Comechingones. Foto: Fabián Aranda.
La caminata nos introduce en medio de una espectacular y caprichosa arquitectura natural, donde habitaban los Comechingones. Foto: Fabián Aranda.

Unos dos kilómetros más delante de las grutas, está el museo Deodoro Roca, donde entre otras cosas se encuentra la máquina de escribir en la que se redactó el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, entre tantas reliquias.

El valle donde se encuentran las Grutas de Ongamira, está protegido por los cerros Pajarillo, que está a 1.700 metros sobre el nivel del mar, Áspero ( a 1.640 msnm) y Charalqueta o Colchiqui (1.575 msn), este último ubicado a la derecha del camino, unos kilómetros antes de llegar a las grutas. 

El predio también es privado y es uno de los ingresos para ascender al cerro por senderos señalizados, en una caminata que totaliza unas tres horas, entre ascenso y descenso. Según cuenta la historia, el cerro fue escenario de una cruenta batalla que libraron los comechingones contra los conquistadores españoles.

Al fondo, la punta del cerro Colchiquí, otra alternativa para una caminata de tres horas hasta la cima, a más de 1.500 metros de altura. Foto: Fabián Aranda.
Al fondo, la punta del cerro Colchiquí, otra alternativa para una caminata de tres horas hasta la cima, a más de 1.500 metros de altura. Foto: Fabián Aranda.

Un poco de historia

Hacia 1573, los españoles comandados por Blas de Rosales llegaron al lugar con la intención de extraer oro y plata en la provincia de Ischilín, encomendado para esa tarea por Jerónimo Luis de Cabrera.

Pero allí los Comechingones les prepararon una emboscada, con los flecheros, hacheros y lanceros, al comando del cacique Onga y exterminaron a los invasores. No obstante, los españoles regresaron en otro ataque perpetrado por 25 hombres comandados por Tristán de Tejeda, Miguel de Ardiles y Antonio Berrú, en 1.574, y con caballos, escudos y corazas, atacaron nuevamente, exterminando a todos los lugareños, aunque muchos de ellos, entre mujeres, hombres y niños, prefirieron no morir ni quedar esclavizados en manos de los invasores y se inmolaron desde las alturas.