Si alguien esperaba alguna palabra expresa sobre la crisis que vive el Gobierno nacional o por los vaivenes que sufre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, se equivocó feo. El gobernador Juan Schiaretti no dijo una palabra sobre los últimos y dantescos episodios que complican al presidente Alberto Fernández. Y decidió redoblar la apuesta en el enfrentamiento que tiene con la Casa Rosada y con todo el kirchnerismo.

El mensaje tuvo momentos durísimos, especialmente cuando habló “estos que recitan” la defensa de la democracia y de los derechos humanos sin tener la experiencia de los que “recibimos tiros y fuimos encarcelados”. Telegrama para los ex jóvenes de la Cámpora.

Schiaretti utilizó buena parte de su discurso para denostar al kirchnerismo. Para muestra basta un botón: al defender su proyecto sobre los biocombustibles dijo que la provincia no puede depender “de un burócrata de cuarta como es el secretario de Energía”.  Aludió sin siquiera nombrarlo a Darío Martínez, un kirchnerista neuquino que está a cargo de esa dependencia.

Insistió el gobernador con que el Poder Ejecutivo Nacional gobierna para el Amba y Caba y recordó los privilegios que tienen en tarifas y subsidios las provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.

Probablemente y de todos los discursos que pronunció ante la Asamblea Legislativa cordobesa, éste fue el más duro y en el que profundizó sus reclamos al poder central. Se volvió a plantar como un opositor pero esta vez con un tono más encendido.

Redobló la apuesta y parece estar dispuesto a jugar con fuego, aunque Alberto Fernández ya le está haciendo sentir el rigor. Por eso de que billetera mata galán, la Nación, por ejemplo, no mandó la cuota de enero para la Caja de Jubilaciones y ya se confirmó que de los casi 30 mil millones de pesos que deberían llegar en 2022 para cubrir el déficit previsional, sólo se mandarán unos 13 mil millones por eso de que no se sancionó la ley de Presupuesto y las remesas no se ajustarán.

¿As en la manga?

El tono contundente y exacerbado del mandatario provincial invita a deducir que tiene un as en la manga. Probablemente piense que la debilidad que afronta la administración de Fernández en este momento, lo obligue al presidente a buscar un canal de diálogo con Córdoba, sobre todo en el Congreso.

Los diputados schiarettistas ya dijeron que darán quórum pero que no votarán para sancionar la ley que respalde el acuerdo con el FMI, pero quizás la situación sufra modificaciones con el correr de los días.

Si fue un ataque improvisado y sin red de contención sería peligroso porque volveríamos a quedar entrampados los habitantes de este distrito en una pelea sin sentido. Eso ya lo vivimos y terminó en la Corte Suprema de Justicia,  tras el crudo enfrentamiento entre el fallecido ex gobernador José Manuel de la Sota y la actual vicepresidenta Cristina Kirchner.

Fueron momentos duros, que casi terminan atando de pies y manos a la provincia. Ojalá no se repita porque nadie gana.

De paso y en el reparto de munición gruesa, Schiaretti también volvió a acusar a la administración de Mauricio Macri  de no haber honrado la deuda por la obra pública a la que se comprometió  y exigió a esta administración que cumpla con esto.

También repasó el último año de gestión pero hubo otros temas que no tocó como la creciente ola de femicidios en Córdoba, por ejemplo, o las inconcebibles fallas energéticas por las cuales dos chicos fueron electrocutados en plazas públicas, de los cuales uno murió.

Está visto que en nuestra provincia los gobernantes no quieren hacerse amigos de la autocrítica.

Schiaretti también resaltó el trabajo de la provincia en pandemia y en ese sentido anunció que Córdoba invirtió 240 millones de dólares para auxiliar al sector salud por este motivo. Bueno es resaltarlo y más allá de excepciones, la vacunación en la provincia ha funcionado correctamente.

En definitiva, pasó un nuevo discurso y por lo que se escuchó se profundiza una vieja pelea.