Varios empleados de la reconocida plataforma de entrega Rappi han sido víctimas de robos en diferentes puntos de la ciudad de Córdoba. La metodología utilizada por los delincuentes es similar en cada caso, ya que se solicitan varios pedidos en efectivo en un lugar específico, donde los mensajeros son asaltados. Las denuncias más frecuentes se han dado en los barrios de Pueyrredón y Bajo Pueyrredón.

Ante esta preocupante situación, los trabajadores han presentado denuncias y solicitado ayuda a la plataforma, pero lamentablemente, no recibieron el apoyo ni el reconocimiento necesario por parte de la empresa. 

En consecuencia, cada trabajador se enfrenta a deudas generadas por los pedidos no entregados debido a los robos, además de sufrir la pérdida de sus herramientas de trabajo y medios de transporte, ya que en numerosas ocasiones los delincuentes se apropian de sus bicicletas o motocicletas, dinero y teléfonos, ocasionando también lesiones físicas.

Captura de pantalla grupo de Facebook de Repartidores
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GF, una de las damnificadas, comentó a la redacción de Cba24n: “me llegó un pedido por 9 mil pesos en efectivo en barrio Pueyrredón, ahí me amenazaron y me golpearon para llevarse la bicicleta”.

Después de tranquilizarse, fue a hacer las denuncias correspondientes y nos explicó: “para que no te descuenten el pedido que te robaron, tenés que mandar un documento con la denuncia redactado por el juzgado”

El problema es que estos documentos tienen demora, GF nos comentó que uno mismo no puede realizar el escaneo de la denuncia, sino que tiene que ser emitido sí o sí por la Unidad Judicial en la que se está denunciando. 

Captura de pantalla grupo de Facebook de Repartidores
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Esto demora los trámites y provoca que muchos trabajadores no puedan eliminar la deuda registrada por el sistema debido al pedido robado, además de no recibir compensación por los daños y no poder continuar trabajando. Como resultado, nos encontramos frente a una situación en la que estos trabajadores, debido a la precariedad del sistema de aplicaciones, se quedan sin empleo.

Otro usuario de la plataforma, MA, relató que cuando uno se registra en la app, no piden seguro “ni para el vehículo, ni para vos mismo que estás en la calle”, y habló de esto como una de las “facilidades y problemas” de la plataforma: “Con una bici y un teléfono desde el primer momento podes empezar a trabajar, pero te roban en la calle, te pasa algo, nadie te reconoce nada".

Ante estas medidas, los trabajadores han logrado generar redes de apoyo a través de grupos de Facebook y WhatsApp, en donde se aconsejan unos a otros e informan si han sido víctimas de robos, en qué lugares y bajo qué modalidades.

Captura de pantalla grupo de Facebook de Repartidores
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Uno de los consejos más escuchados es el de no tener activada la autoaceptación de órdenes, proceso que la empresa Rappi utiliza para agilizar el proceso de demanda y oferta. Bajo esta modalidad, los empleados no tienen la oportunidad de decidir si hacer o no un pedido, y las únicas opciones que les quedan es cancelarlo, lo cual los envía a suspensión, donde no pueden realizar pedidos por un determinado tiempo, o pedir a soporte que cancele el pedido por zona peligrosa.

En relación a esto último, algunos trabajadores han denunciado que desde soporte les informan que la zona es un country y, ante la negativa de acercarse al lugar en donde creen que serán asaltados, Rappi les cancela el pedido y los manda a suspensión por una hora, es decir, quedan inhabilitados para trabajar.

Nunca trabajes con el sistema de autoaceptación porque a ellos les da igual si te están mandando a una villa, a un country, a un barrio, si te van a asaltar, si te van a pagar el pedido o qué. A ellos lo que les importa es que la plataforma se mueva.” relata MA.

Es importante destacar que en estas plataformas no existe un salario fijo ni contratos de trabajo. Los trabajadores dependen de un porcentaje que varía según factores como la distancia, el tiempo durante las "horas pico" o la aceptación o rechazo de solicitudes. Sin embargo, la falta de seguridad y apoyo por parte de las empresas ha generado un ambiente de precariedad laboral para estos trabajadores.

Según el profesor de Economía Digital Nick Srnicek en su libro "Capitalismo de Plataformas", empresas como Rappi, PedidosYa o Uber son modelos de plataformas austeras. Estas compañías no son propietarias de los bienes y servicios que ofrecen, como los vehículos en el caso de Uber o los productos repartidos por Rappi. Sus ganancias se basan en la hiper-tercerización y la desregulación de los trabajadores, así como en el control y la obtención de datos.

“Y si no pierde el repartidor, pierde la tienda, porque es muy raro que la empresa pierda” relata MA.

Estas prácticas laborales representan una forma ya establecida de empleo que involucra a un número cada vez mayor de personas, especialmente a los jóvenes, que buscan trabajo en un mercado laboral cada vez más competitivo. 

Esta modalidad de empleo se basa en la creación de trabajo sin que se reconozca a los trabajadores como tales, lo que puede llevar a graves consecuencias como el acceso limitado a la seguridad social, la presión a la baja de los salarios mínimos y el riesgo constante de exclusión social.

Es fundamental abordar esta problemática, ya que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que estos modelos de empleo contribuyen a la precariedad laboral en los países donde estas prácticas están permitidas. 

Si no se atiende esta situación, las generaciones futuras podrían estar compuestas por trabajadores digitales con pocos beneficios sociales, salarios mínimos reducidos y un cambio en las relaciones entre el trabajo y la sociedad.