En el estadio Eden Park, de Auckland, la semifinal presentaba un duelo de estilos. De un lado España, con su fútbol de posesión y la técnica de sus jugadoras de ataque. Del otro, Suecia, un conjunto que intenta hacerse fuerte desde la pelota parada y aprovechando la potencia física de sus futbolistas.

Para este encuentro, el entrenador español Jorge Vilda dispuso que Alexia Putellas -elegida en dos ocasiones como la mejor jugadora del mundo- fuese titular por tercera vez en este certamen. Una elección que llevó a rearmar el ataque, sin Esther González. Y España contó con buenas sensaciones en ese inicio, con el dominio del balón en ataque y sin conceder espacios en la defensa. Cada vez que Aitana Bonmatí tomaba la pelota, se mostraba incisiva.

En el tramo final de los primeros 45 minutos, Suecia llevó preocupación a través de los córners y los centros -unas de sus especialidades-. Fue en ese lapso donde la portera Cata Coll respondió con solvencia en sus intervenciones. Hasta los 40, España no le había otorgado a su rival ninguna opción a balón detenido. Se plantó en el terreno de las nórdicas y finalizó la etapa con el 67% de posesión de la pelota.

El equipo entrenado por Peter Gerhardsson salió mejor en el segundo tiempo. Dio un paso al frente y prevaleció en los duelos físicos. Empezaron a incomodar con la presión y con envíos largos. España -ya bajo una fuerte lluvia- dispuso el ingreso de Salma Paralluelo en reemplazo de Putellas, quien tuvo poca conexión con el partido.

Paralluelo, siempre inquietante, volvió a levantar a su equipo. Y a los 25 llegó la acción más clara para España: Hermoso inició la jugada por la izquierda y Alba Redondo estuvo a punto de marcar desde el suelo, después de que Salma evitase que el balón saliese afuera del terreno de juego. España tenía juego por las bandas y Jenni encontraba compañeras cada vez que levantaba su cabeza.

Paralluelo, angelada y elegida, volvió a convertirse en una pieza vital de España. Ya con el equipo atravesando un tramo destacado del partido, Salma convirtió el 1-0 con un remate de derecha a los 36 minutos.

Sin embargo, a dos minutos del cierre, España pagó muy cara su primera distracción y Rebecka Blomqvist marcó la igualdad. La sueca remató de volea luego de una prolongación dentro del área.

Maravilloso e impredecible resultó el desenlace de esta semifinal. En la réplica, España encontró el 2-1 con un gran remate de zurda de la capitana Olga Carmona. El festejo, desatado, puso a las ibéricas en su primera gran final mundialista. Ahora espera por Australia o Inglaterra. Un premio merecido. Épico.

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