El Gobierno argentino le propondrá al FMI reprogramar los vencimientos de deuda del período 2021-2023, con el fin de permitir la recuperación de la economía, que afronta una prolongada recesión, con suba de la pobreza y el desempleo.

Martín Guzmán tratará de reencausar el pasivo que entre esos años es la mayor carga de obligaciones con el organismo.

La Argentina adeuda poco más de US$ 44.000 millones al FMI, que fueron los desembolsos del programa financiero acordado por el entonces presidente Mauricio Macri cuando se cerró el grifo del financiamiento internacional.

Se buscará renegociar los términos sin salir del actual programa stand-by acordado con el gobierno de Macri.

Guzmán planea difundir precisiones técnicas e información cuantitativa sobre la oferta en el Congreso, cuando se presente entre el 12 y el 17 de febrero próximos, tal como lo estipuló en el cronograma difundido.

Esa misma semana llegará la primera misión del FMI, encabezada por el nuevo negociador, Luis Cubeddu.

El Gobierno hizo trascender que no tendrá un perfil de negociación amigable, pero tampoco agresivo: el enfoque elegido es del camino "sustentable".

Este miércoles, Guzmán se verá en El Vaticano con la jefa del FMI, Kristalina Georgieva, con quien abordará algunos temas de la agenda que viene, aunque sin profundizar en detalles.

El objetivo de renegociar las amortizaciones de capital - cuyos vencimientos más pesados son en 2022 y 2023- requerirá revisar los términos del acuerdo.

La oferta de reestructuración a bonistas privados llegará en la segunda semana de marzo y tendrán cerca de 15 días para responder.

En algún momento, se deberá suscribir un programa de mediano plazo con metas fiscales, monetarias y cambiarias, y a aplicar reformas estructurales, típicas obligaciones en esos acuerdos con el organismo multilateral, algo que el ministro por ahora prefiere evitar, porque considera imposible fijar esos objetivos en el escenario de incertidumbre actual.