Para el Merengue no había muchas más motivaciones que sostener la continuidad de victorias y tratar de arrebatarle a Messi el trofeo de Pichichi. 

Karim Benzema, su perseguidor precisaba clavar cuatro goles para alcanzar al mejor del mundo: el francés jugó 60 minutos, no mojó y se quedó con las ganas.

El Merengue sacó su chapa contra el Leganés, que se jugaba la categoría, y sobre el final se armó un partidazo que finalizó con el conjunto local triste tras el 2-2 que lo mandó al descenso.