Córdoba vive una fecha patria distinta a las últimas conocidas. Córdoba vive un 25 de mayo de 1973, día de Revolución, haciendo honor a la historia de aquel gobierno patrio. Siente, Córdoba, que, a contramano de aquel 1810, en este 25 de mayo de 1973 se acopla al país y tiene, también, su revolución iniciada y a la vuelta de la esquina. Sueño breve. ¿Córdoba será, para siempre, la tierra de la brevedad?

A las 13.30 de este viernes 25 de mayo asumen Ricardo Obregón Cano y Atilio López. La provincia ha pasado 6 años y 11 meses sin democracia. Ya nadie recuerda lo sucedido en esta Legislatura hace 7 años y 25 días. Tanto tiempo desde que un gobernador diera un discurso en el parlamento provincial. 

Obregón jura “por Dios, la patria y los santos evangelios”. Atilio repite la misma fórmula constitucional y católica. Pero agrega: 

Por la clase trabajadora, por la sangre de nuestros mártires y por la sagrada memoria de nuestra compañera inmortal Eva Perón.

Nunca jamás un vicegobernador repetirá palabras similares en la casa del poder legislativo. Nunca jamás.

Durante el discurso de asunción. Archivo: La Voz del Interior
Durante el discurso de asunción. Archivo: La Voz del Interior

Tras la jura, el contraalmirante e interventor Helvio Nicolás Guozden, el hombre que jamás tuvo un voto, entrega el mando. ¿Quién es Helvio Nicolás? Pocos saben. Lo que se sabe es que nadie lo eligió. Afuera de la Legislatura, sobre Rivera Indarte, suenan bombos y cornetas entre la multitud. Adentro, entre los invitados especiales a la asunción, conviven Tosco y Primatesta. Córdoba del Cordobazo y Córdoba de las campanas coexisten en este 25 de mayo de 1973. ¿Podrán hacerlo en el tiempo por venir? ¿Hay lugar en Córdoba para tantas Córdobas? Anticipo: no. 

El discurso del gobernador dura 1 hora y 55 minutos. Es extenso. Dice tanto. Dice que accede a la más alta responsabilidad de gobierno en el contorno de una excepcional esperanza colectiva. Que nuestra provincia está en unidad de acción y de objetivos con el resto del país. Habla, Obregón, de las conmovedoras jornadas de mayo de 1969 y marzo de 1971 y de la suprema arma de la democracia: el sufragio popular.

“Contemplo en este recinto el rostro de muchos combatientes de la causa popular”, dice, e inmediatamente recuerda a los que ya no están:

A quiénes no estarán jamás junto a nosotros porque cerraron para siempre sus pupilas, les digo que la memoria colectiva, que es a veces más justa que las memorias de las academias, les recordará siempre con cariño y con admiración.

Obregón habla de jóvenes, mayores y mujeres; trabajadores, empresarios y otra vez la juventud. La Universidad, Córdoba como ciudad histórica, culta y poderosa de alta jerarquía espiritual, religiosa, política y científica. Y cita a quien, dice, quizá sea el arquetipo de esta rica concepción jurídico política: el brigadier general Don Juan Bautista Bustos.

Es una aspiración colectiva que los restos de este ilustre coprovinciano descansen en su suelo natal. Para ello mi gobierno compromete realizar de inmediato las gestiones correspondientes.

La presencia de los trabajadores, el sacrificio de las mujeres y el heroísmo de la juventud. En ese orden los destaca. Esos tres elementos no hubieran producido resultados, dice el gobernador en su primer discurso, de no mediar “la genial conducción de nuestro líder, uno de los jefes más destacados de los pueblos del llamado Tercer Mundo, que constituyen la vanguardia en la lucha contra el colonialismo”.

Obregón Cano, el hombre que llevó "banderas de liberación" al gobierno cordobés

Al comienzo de sus palabras, Obregón ha dicho que Córdoba está unida al resto del país, pero destaca que en el juramento que acaba de prestar está implícitamente contenida una exigencia histórica y jurídica: la defensa cabal de la autonomía provincial. “Pero la defensa de la autonomía provincial no significará en modo alguno el aislamiento en la lucha que inicia el país en procura de su liberación. No se puede siquiera invocar el concepto de federalismo en el marco de una nación empobrecida y sometida ni se puede imaginar el pleno desarrollo de la autonomía en tanto subsistan las ataduras externas”.

Córdoba, para Obregón, no es una isla ni debe serlo.

Para Obregón, Córdoba no es una isla. Y en Córdoba tiene un mandato irrenunciable:

Concretar la revolución tantas veces postergada.

También habla, Obregón, de cuestiones ambientales (“preservaremos las riquezas forestales impidiendo la tala irracional de los bosques naturales”), felicita a Primatesta por su designación, dice que la policía dejará de ser “el verdugo de las libertades republicanas” y que la educación, “apéndice del sistema liberal capitalista”, cambiará para ser herramienta “por la liberación de toda atadura externa, por el desarrollo y por la socialización de la economía”. Hay un gran objetivo ya iniciado que el gobernador señala con todas las letras:

La marcha hacia la construcción del socialismo nacional.

*

Se acaba el festejo en el interior de la Legislatura. Es momento de salir a la calle. Quieren, Obregón y López, saber qué pasa afuera. Disfrutar el exterior, transitar por Rivera Indarte hasta el cruce con Deán Funes, tomar la avenida Vélez Sarsfield hasta llegar a Chacabuco y encontrar a la multitud en la puerta de la casa de gobierno, esa casa de gobierno de la que, en años, no quedarán rastros, esa casa de gobierno que alguien tiró por una barranca. ¿Era la democracia la que caía junto a ella, pertrechos de una historia mal contada? 

La tregua política, piden los gobernantes, es ineludible. Pero no estamos hechos para escuchar. La militancia peronista, que espera en la Casa de las Tejas, el hospedaje del poder, este 25 de mayo de asunción y recuperación del poder, se enfrenta a la policía. La militancia la enfrenta, le gana y le saca las armas. Desde Buenos Aires avisan que ya hay dos muertos en Devoto por la liberación de presos pronta a anunciar y el Tedeum en la Catedral de Córdoba, Primatesta con las hostias listas y la sotana planchada, se suspende. La celebración religiosa iba precedida por desfile militar de los que usan gorra y armas de modo oficial y otorgadas por el Estado. Pero Montoneros y la militancia del Frejuli hostilizan a los militares que están listos para el desfile y se suspende todo. Las hostias quedan guardadas pero al vino de la unión se lo toma el que tiene la sotana lustrosa como la calva. 

Ni desfile militar ni santa misa. Esto recién empieza.f