En principio dos cuestiones merecen destacarse respecto a la realidad del candidato Néstor Kirchner en la provincia. En primer lugar, el bajo índice de conocimiento que tenía Kirchner en la sociedad cordobesa: orillaba el 2%. En segundo lugar, la no muy buena relación personal existente entre el candidato Néstor Kirchner y el gobernador peronista José Manuel De la Sota. Al margen de los comentarios periodísticos en ese sentido, un dato no menor es que en el año 2002 De la Sota lanzó su precandidatura presidencial cuando el santacruceño ya estaba recorriendo el país con el mismo objetivo. En definitiva, de los tres candidatos del justicialismo- Menem, Rodriguez Saá y Kirchner - que disputaban la presidencia, este último era el que menos estructura tenía en la provincia. Si bien en ese momento De la Sota expresó que se mantendría prescindente y dividió el apoyo de sus principales dirigentes entre Néstor Kirchner y Carlos Menem, desde el entorno de Kirchner estaban “convencidos” de que el gobernador De la Sota “no fue tan prescindente” al constatar los más de 290 mil votos de diferencia entre Menem y Kirchner.

El comando de campaña De la Sota-Menem superaba con creces a las adhesiones que cosechaba Kirchner: algunos dirigentes delasotistas que apoyaban al santacruceño acusaban a otros que supuestamente estaban embarcados en la misma empresa, de trabajar a “media máquina”. Durante la campaña electoral se manifestaba que desde la estructura del gobierno nacional liderado por Eduardo Duhalde se lo debía presionar al gobernador De la Sota para que este subiera al palco junto al candidato Kirchner en el último acto de campaña en la provincia de Córdoba. El viernes 10 de abril del 2003, días antes del finalmente suspendido balotaje, De la Sota movilizó a sus funcionarios y a su militancia para el acto de cierre de campaña de Kirchner en Córdoba que se realizó en el Orfeo Superdomo ante unas 9 mil personas. No obstante, la atmósfera era ambigua porque un día antes el gobernador cordobés le había “hecho un guiño” a Menem  cuando la zona céntrica de la ciudad de Córdoba apareció empapelada por afiches que promovían la consigna “Menem Presidente, De la Sota Gobernador”.  

En ese momento los referentes de la coalición delasotista Unión por Córdoba (UPC) que apoyaban la candidatura de Kirchner eran los senadores nacionales Jorge Montoya y Beatriz Halak. Pero en efecto, ninguno de ellos tenía una relación anterior con Kirchner: los contactos comenzaron en el marco de la campaña electoral y se ceñían a cuestiones protocolares e institucionales. Es decir, a partir de la alianza entre el ex presidente Duhalde y el candidato a presidente Kirchner, el primero procuró facilitarle cierta estructura a la campaña nacional del gobernador de Santa Cruz, en este marco de institucionalidad emergieron los lazos con dichos dirigentes de UPC. Por otra parte, los gremialistas locales que mostraron un apoyo a Kirchner fueron Héctor Morcillo (Alimentación) y Augusto Varas (UOM), quienes coincidieron en la necesidad de “apuntalar a Kirchner”.

Al analizar las redes a través de las cuáles Kirchner intentó entrar políticamente en la provincia, habría que hacer mención a Horacio Obregón Cano, hijo del ex gobernador de Córdoba entre 1973 y 1974, Ricardo Obregón Cano. Obregón hijo fue una figura de larga militancia en el peronismo, luego asumió una banca como legislador por el Frepaso y fue uno de los primeros contactos del candidato Kirchner en la provincia: mantenían reuniones desde el año 2002. No obstante, al año siguiente decidió acompañar la candidatura presidencial de Adolfo Rodríguez Saá postulándose como candidato a gobernador por el espacio político del puntano; el Movimiento Nacional y Popular, una de las tres expresiones del peronismo en el marco de esos comicios  en los que el candidato Obregón Cano obtuvo el 1,07%. Aunque no prosperó, este acercamiento quizás fue un antecedente de un tema que pondremos de manifiesto más adelante: los contactos establecidos a través de redes determinadas por la cuestión ideológica.

El hecho de que el candidato Néstor Kirchner no haya contado con el apoyo de figuras de peso en la política provincial durante la campaña no es un dato menor: el entonces viceintendente Adán Fernández Limia no ejercía una fuerte influencia dentro del partido. Carlos Rossi tenía cierta influencia producto de su militancia en el vecinalismo de la ciudad de Córdoba y se acrecó a Kirchner gracias al trabajo de “Confluencia Argentina”; una empresa motorizada por el dirigente neuquino Marcelo Fuentes. Este contacto tampoco podía sindicarse como de peso en la política capitalina.  Si bien el diputado Caserio ya era una figura fuerte del PJ en el Departamento Punilla, guardaba una relación mucho más estrecha con De la Sota que con Kirchner, al igual que la diputada Halak. El único hombre cercano a la figura del presidente que si ostentaba cierta relevancia política con influencia en el interior provincial era Eduardo Di Cola, que en ese entonces era el presidente del PJ de Río IV, una de las tres ciudades más importantes de la provincia.

 Kirchner presidente

Un mes después de asumir como presidente Kirchner motorizó, a través del entonces subsecretario general de la presidencia, Carlos Kunkel, una reunión en Tanti, localidad serrana a 50 kilómetros de distancia de Córdoba capital. El acontecimiento fue presentado como un encuentro nacional de dirigentes políticos, gremiales, del campo de la cultura y profesionales de distintas ramas, que adherían al presidente. 

La sede fue el complejo turístico que la Asociación Bancaria posee en la localidad de Tanti, administrado en ese entonces por Luis Miguel Baronetto, ex dirigente gremial del Banco de Córdoba, ubicado políticamente más a la centro-izquierda dentro de la Asociación Bancaria conducida en esa época por el menemista Juan Zanola. Este nucleamiento del que originariamente participó, entre otros, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, fue conocido como “Poner el hombro” debido a un documento así titulado que apareció como solicitada en medios gráficos porteños. En ese escrito señalaba la necesidad de apoyar al Gobierno de Kirchner, en el marco de “las expectativas que se abren en Latinoamérica”. Desde Buenos Aires viajaron Juan Carlos Dante Gullo, Carlos Kunkel y Norberto Ciaravino, por entonces jefe de gabinete de Carlos Tomada en el Ministerio de Trabajo. En Córdoba se encolumnaron los gremialistas Walter Grahovac (Docentes); José Pihén (Empleados Públicos); Héctor Morcillo (Alimentación); Juan Leyría (Luz y Fuerza); Ilda Bustos (Gráficos); Rubén Daniele (Municipales); Sara García (Magisterio); Hugo Ruarte de Acción Popular (socio no peronista de UPC) y el abogado laboralista y activista por los Derechos Humanos, Lucio Garzón Maceda. Uno de los ejes de la reunión giró en torno al perfil que se adoptaría en materia de geopolítica e implicaba un acercamiento con los gobiernos de Luis Inacio Lula Da Silva en Brasil y de Hugo Chávez en Venezuela.

Algunos de los participantes de este encuentro que tenía como objetivo comenzar con el armado de una estructura propia del presidente en la provincia, estaban o habían estado directamente enfrentados a José Manuel De la Sota. El gobernador le hizo un juicio a Baronetto cuando el gremialista lo denunció por intentar vender el Banco de Córdoba a fines de los 90’a los hermanos Rohm, encarcelados por lavado de dinero. En octubre del 2001, cuando el gobierno provincial tuvo la intención de vender la Empresa Provincial de Energía Eléctrica (EPEC), un fiscal ordenó la detención del dirigente Juan Leyría, secretario adjunto del sindicato de Luz y Fuerza, acusándolo de “coacción calificada” por las declaraciones que efectuó a una radio local: “a esta empresa, antes de entregarla, la vamos a quemar” . 

De acuerdo a los trayectos y posicionamientos políticos, tanto de la comitiva que viajó desde Buenos Aires, como los de algunos de los cordobeses que participaron del encuentro, podríamos añadir un nuevo tipo de redes a las anteriormente propuestas por Cintia Rodrigo (2019): las redes determinadas por la cuestión ideológica.

Tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández de Kirchner participaron de la militancia de los ´70 en el marco del peronismo y tuvieron una relación distante, fugaz y crítica de las organizaciones de la militancia juvenil en La Plata, donde radicaban por aquel entonces (Sosa 2016:82). Néstor Kirchner había militado en la FURN (Federación Universitaria de la Revolución Nacional), organización que desde su nacimiento formó parte de la JUP (Juventud Peronista): nunca formó parte de la conducción –siempre fue un adherente– y su tarea de militante fue sólo una corta participación orgánica en un grupo interno de la FURN denominado “púrpura” que constituía una de sus fuerzas de choque (Amato y Boyanovsky Bazán, 2008). Kirchner participó activamente sólo hasta 1974, año en que las organizaciones de izquierda y armadas adoptaron una actitud distante con Perón. A partir de ese período se mantuvo al margen de lo que comenzaron a hacer táctica y estratégicamente en las organizaciones vinculadas a Montoneros. La ruptura con Perón y la opción por la lucha armada hicieron que Kirchner se retirara gradualmente de la militancia más comprometida (Wornat, 2005; Russo, 2013). Luego, cuando Kirchner se sumó a la militancia en “El Ateneo” de Santa Cruz era considerado por algunos compañeros como “El zurdo” (Pamela Sosa, 2011:261).

Al margen de las diversas interpretaciones que se puedan hacer respecto del pragmatismo o de las afinidades ideológicas del presidente Kirchner, este denominador común existió en el plano nacional y se replicó a nivel provincial, al menos durante estos primeros meses de gobierno. Si bien las características de los dirigentes que participaron de la reunión en Tanti – sobre todo las de los cordobeses - no eran inocuas en relación a los intereses del gobernador, una vez ya en ejercicio, Kirchner procuró mantener una buena relación con De la Sota: esto era reciproco a tal punto que el gobernador le consultó a Kirchner por el armado electoral en la provincia con miras a los comicios legislativos de ese año. Así fue como en agosto de 2003 Kirchner visitó la ciudad de Río Cuarto para terminar de definir con el gobernador José Manuel de la Sota la lista de diputados nacionales por Córdoba para la elección del 5 de octubre de ese año.