Se suele decir y se gusta creer que en la historia de Nicaragua existieron un cacique, Nicarao, que ante los españoles, dialogó, mientras que otro, Diriangén, los enfrentó para echarlos. De ahí que se diga que el nicaraguense es un poco poeta y un poco guerrillero, simbolizados por Rubén Darío y Augusto César Sandino.

Hasta que se formó el trío más mentao con Ernesto Cardenal, poeta, sacerdote (y ex, cuando el Papa Wojtila lo privó del ejercicio sacerdotal que le fue repuesto por Francisco el año pasado)  teólogo, escritor, traductor, escultor y político. que excedió a su país formando con Pablo Neruda, Vicente Huidobro y César Vallejo la mayor estirpe poética del siglo XX.

FALLECE el POETA nicaraguense ERNESTO CARDENAL

Su mayor obra es “Cántico Cósmico” conformado por conceptos como entropía y tiempo que junto a otros de similar trascendencia se transforma, a partir de obra literaria de excepcionales características poéticas, científicas y filosóficas, en un verdadero documento que borra la artificial línea divisoria que se suele  trazar entre cultura artístico-literaria y cultura científica (también lo hizo con dos “enemigos eternos” como ciencia y fe).

Cuando militante del sandinismo, puso en boca de Somoza estas palabras: “No es que yo crea que el pueblo me erigió esta estatua/ porque yo sé mejor que vosotros que la erigí yo mismo… Ni tampoco que pretenda pasar con ella a la posteridad/ porque yo sé que el pueblo la derribará un día… erigí esta estatua porque sé que la odiáis”. Palabras que resultaron proféticas (¿incitadoras?) cuando triunfante la revolución, llevó la poesía a la práctica.

Y cuando le revolución fue traicionada por un nuevo dictador, Daniel Ortega, Cardenal abandonó  el Frente Sandinista de Liberación Nacional que había dejado de ser tal. 

El estrellerío siempre marca rumbos.

Entrevista al nicaragüense Ernesto Cardenal, Premio Theodor Wanner 2014

Jorge Fandermole escribió en “Oración del remanso”:  “Calma de mis dolores
Ay, Cristo de los pescadores, dile a mi amada que está apenada esperándome
Que ando pensando en ella, mientras voy vadeando las estrellas”.

Fabiana Cantilo canta en “La Huella”: “todo terminó, ya no quedan más que estrellas. Pero por fin estamos en ellas…”.

Así fue que, antes, Ernesto había parafraseado  a Quevedo en aquello de “Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado.” con su “Volveremos a ser gas de estrellas otra vez./ Hidrógeno seré, pero hidrógeno enamorado”.

Y en el  torbellino de metamorfosis que  latía en sus versos, Cardenal nos juntó:  “Ahora vosotros sois fósforo, nitrógeno y potasa… no resucitaréis solos, como fuisteis enterrados,/ sino que en vuestra carne resucitará toda la tierra”, ya que, agregaba: “Morimos para que nazcan más. Para los otros./ Los astros mueren/ para dar origen de otros astros. Estrellas nacen de estrellas”.

Muere Ernesto Cardenal, un revolucionario latinoamericano

Por eso ante su tan reciente muerte, quizás no debiera ser tanta la pena, ni debiera ser tan dolorosa la pérdida. Sólo que Jorge Boccanera estrelló sus palabras estremecedoras en nosotros:

“Cardenal falleció cuando nos estábamos acostumbrando a que era eterno”
Las estrellas saben…que los fugaces somos nosotros…